Sin apenas descanso, recién terminada su intervención en la Conferencia Internacional por la Paz que se celebra en la Universidad de Al-Azhar, en la tarde de hoy viernes 28 de abril el papa Francisco se ha trasladado al Hotel Al-Màsah de El Cairo para mantener un encuentro con 800 autoridades de Egipto, entre representantes de políticos, miembros del cuerpo diplomático y diferentes instituciones civiles.
Era la segunda vez en apenas unas horas que Francisco saludaba al presidente de la República, Abdelfatah Al-Sisi. Este, ahora en público, agradecía al Papa la visita. “Me es grato encontrarme en Egipto –respondía Bergoglio–, tierra de antiquísima y noble civilización, cuyas huellas podemos admirar todavía hoy y que, en su majestuosidad, parecen querer desafiar al tiempo”.
“La historia honra a los constructores de paz”
Hecho el saludo protocolario, Francisco ha dirigido a las autoridades egipcias un discurso dedicado sobre todo a denunciar la violencia extremista y a desligar a las religiones del terrorismo, incluso –o principalmente– cuando este se comete en nombre de Dios.
“Ante un escenario mundial delicado y complejo, que hace pensar a lo que he llamado una ‘guerra mundial por partes’, cabe afirmar que no se puede construir la civilización sin rechazar toda clase de ideología del mal, de la violencia, así como cualquier interpretación extremista que pretenda anular al otro y eliminar las diferencias manipulando y profanando el Santo Nombre de Dios”.
Convencido de que “la historia no perdona a los que proclaman la justicia y en cambio practican la injusticia; no perdona a los que hablan de igualdad y desechan a los diferentes”, reclamó que “tenemos el deber desmontar las ideas homicidas y las ideologías extremistas, afirmando la incompatibilidad entre la verdadera fe y la violencia, entre Dios y los actos de muerte. La historia honra a los constructores de paz, que luchan con valentía y sin violencia por un mundo mejor”.
“La paz es un don de Dios, pero es también trabajo del hombre”, añadió.
“Consolidar también la paz regional”
En la primera parte de su alocución, Francisco agradeció a Egipto el ser tierra que acoge a los refugiados: “En tierra egipcia, encontró refugio y hospitalidad la Sagrada Familia: Jesús, María y José (…) y hoy encuentran aquí acogida millones de refugiados que proceden de diferentes países, como Sudán, Eritrea, Siria e Irak, refugiados a los que se busca integrar con encomiable tesón en la sociedad egipcia”.
Y justo a continuación, le valoraba su “rol insustituible en Oriente Medio”: “Egipto tiene una tarea particular: reforzar y consolidar también la paz regional, a pesar de que haya sido herido en su propio suelo por una violencia ciega”.
Solidaridad con los coptos
Eran unas de las palabras más esperadas: el Obispo de Roma solidarizándose con las principales víctimas de los extremistas, que son los minoritarios cristianos coptos, golpeados por diferentes atentados: “Pienso también en las matanzas y en las amenazas que han provocado un éxodo de cristianos desde el Sinaí septentrional. (…) Pienso además en los que han sido golpeados por los atentados en las iglesias Coptas, tanto en diciembre pasado como más recientemente en Tanta y en Alejandría. A sus familias y a todo Egipto dirijo mi sentido pésame y mi oración al Señor para que los heridos se restablezcan con rapidez”.