La fotógrafa mexicana responsable de registrar en imágenes el histórico Sínodo de la Sinodalidad

En México, María Langarica es una reconocida fotógrafa de bodas, pero su experiencia profesional la ha adquirido en gran medida en el ámbito eclesial, trabajando para la Conferencia del Episcopado Mexicano y algunos medios de comunicación católicos

María Langarica fotografía en la Asamblea del Sínodo de los Obispos

Con solo 32 años de edad, María Langarica Correa fue la fotógrafa oficial de la primera sesión de la Asamblea General Ordinaria del Sínodo de la Sinodalidad en 2023, y lo será de nueva cuenta en este otoño, para la segunda sesión de este histórico evento eclesial que se celebrará en el Vaticano del 2 al 27 de octubre.



En entrevista para Vida Nueva, María Langarica recuerda cómo recibió, hace poco más de un año, el llamado a participar como fotógrafa de la primera sesión del sínodo, y cómo fue ratificada para esta segunda etapa.

Como fotógrafo oficial de la Secretaría General del Sínodo, la mexicana es la única fotógrafa que tiene acceso a espacios y reuniones, incluso en presencia del papa Francisco, que no están permitidos a los demás fotógrafos del mundo.

Una oportunidad única

En 2022, María Langarica fue convocada para participar en el equipo de Comunicación del Encuentro Mundial de Familias en Roma, y fue de ahí donde la recomendaron con la Secretaría General del Sínodo.

Recuerda que, por aquellos días, le llamaron para preguntarle si estaría dispuesta a ser la fotógrafa oficial de la Asamblea General del Sínodo. Sabía que no podía negarse, pero tenía muchas cosas que solucionar antes de poder aceptar ese compromiso:

“En México soy fotógrafa de bodas, y mi agenda de octubre estaba totalmente llena. No era fácil explicar a las parejas esta situación, pero tampoco era opción decir que no. Era una oportunidad histórica. Finalmente dije que sí, poniendo en manos de Dios todas las cosas“.

Para esta segunda sesión fue llamada a finales de junio pasado, y estaba en la misma situación. Explica: “Como no sabía si sería convocada de nuevo, mi vida siguió, y también vendí bodas para octubre. Podía no haberme comprometido a cubrir estos eventos, pero no estaba segura de que me convocaran de nuevo, pues hubo algunos miembros del equipo a los que ya no llamaron para este año”.

La verdadera sinodalidad

María Langarica es miembro de la Asamblea del Sínodo, pero sin voto, pues es parte de la Comisión de Comunicación, formada por comunicadores de Portugal, Alemania, África, Korea, Tailandia, India, Estados Unidos y muchas otras partes del mundo, que enfrentan distintas realidades como Iglesia, “lo cual enriquece su trabajo profesional”, dice.

Considera que la Asamblea del Sínodo es un suceso histórico que le ha permitido experimentar, propiamente, la sinodalidad entre laicos, mujeres, religiosas, teólogos y personas de distinta naturaleza, con distintas realidades de vida, desde el participante con voto más joven, de 19 años, hasta un cardenal o el mismo Pontífice.

Fotógrafa María Langarica y el papa Francisco

Fotógrafa María Langarica y el papa Francisco. Foto: María Langarica

“Esta experiencia sinodal se experimenta no sólo en el hecho de que todos tienen la misma voz y son escuchados desde las distintas realidades de vida como Iglesia, sino también en la convivencia diaria, digamos en el coffee break o fuera de la dinámica del aula; todos estamos al mismo nivel“.

Los retos profesionales

María Langarica recuerda que desde la primera sesión del sínodo tenía muy claro su objetivo: mostrar la sinodalidad de la Iglesia, la diversidad que se vive, y el ambiente interno del aula, sin centrarse en la figura del Papa.

En un principio -recuerda- muchos no la conocían ni sabían qué tanto podían confiar en ella, o incluso, cómo se comportaría, pues, como bien dice la mexicana: “en el Vaticano, a veces, más que ser bueno o malo en tu trabajo, vale más la prudencia de tu comportamiento“.

En el tema técnico -añade- siempre ha sido un reto la distancia focal, “pues en el Vaticano no estás cerca del foco, necesitas lentes muy largos y difíciles de manejar, y mucha precisión. Además, todo pasa en un segundo. Y también las expectativas que hay sobre ti, ya que, por más bueno que seas, hay muchos factores que influyen; por ejemplo, dónde te colocan, el objetivo que tengan y que nadie se cruce en tu camino. Todo esto no depende de ti”.

Una experiencia única

Dentro del aula sinodal, María Langarica es la única fotógrafa y sólo comparte espacio con los fotógrafos del papa Francisco, con quien -dice- tiene una relación muy cordial. “Me respetan y me toman en cuenta como una más de su equipo”.

El resto de los fotógrafos de prensa únicamente entran al aula 10 minutos durante la oración inicial, además, no están a nivel del aula, sino desde el área de prensa.

Como fotógrafa, soy la única, pero tengo varios compañeros en el área de video, web y redes sociales de Korea, Tailandia, India y otros países”.

“Tan cerca del Santo Padre”

La mayor satisfacción profesional de María Langarica en este trabajo ha sido no sólo la experiencia sinodal, sino conocer a personas de distintas partes del mundo y formar parte de un equipo internacional de profesionales.

“Otra satisfacción es saber que confiaron en mí habiendo un sinfín de posibilidades en todo el mundo… Y, en tercer lugar -apunta- cuando dije que sí a la responsabilidad, nunca imaginé o visualicé la oportunidad de estar tan cerca del Santo Padre, y conocer su parte humana, más allá de la figura que representa”.

“Esto me ha llevado a entender lo que él quiere de la Iglesia y el ideal que buscamos, qué es la sinodalidad, ya que, dentro del aula, se vive, todos somos iguales. Y te das cuenta que el Santo Padre es un ser humano como todos, independientemente de que sea el representante de Dios y el sucesor de Pedro; lo mismo pasa con los obispos, dentro del aula, todos somos iguales“. añade María.

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