El arzobispo de Toledo ante el Primero de Mayo: “Un empleo que no vela por el bienestar de los trabajadores no es un trabajo digno”

Francisco Cerro Cháves ha publicado una carta en la que hace un llamamiento a la Iglesia para reivindicar “un cambio profundo hacia una cultura que valore la vida”

Con una cita de Juan Pablo II en su encíclica sobre el trabajo ‘Laborem exercens’ comienza el arzobispo de Toledo, Francisco Cerro Chaves, su carta con motivo de este 1 de Mayo. Un texto, el de Juan Pablo II, que, dice el arzobispo, “nos sirve para enmarcar perfectamente la importancia de lo que celebramos el 1º de mayo, cuando la Iglesia, al celebrar la figura de San José en su dimensión de obrero, se une a todos los trabajadores que justamente reivindican un trabajo digno”.



Y es que, tal como señala Cerro Cháves, “san José obrero y su hijo, el divino obrero de Nazaret, nos ayudan a descubrir la verdadera importancia del trabajo humano”, el cual “no consiste solo en un cauce para obtener un ingreso económico para asumir la subsistencia digna del trabajador y de los suyos”, sino que es “colaboración en la obra creadora de Dios, realización personal del trabajador, participación activa en la construcción del Reino de Dios, fuente de solidaridad con los pobres”.

Por ello, el arzobispo de Toledo ha querido “subrayar la importancia de reivindicar, como hace la iglesia tantas veces, el valor de la vida humana, de toda vida humana y en todas sus circunstancias”. Y es que el año pasado en España, según datos oficiales, murieron 721 trabajadores en siniestro laboral.

Ni una muerte más

“La pérdida de cada trabajador nos obliga a reflexionar sobre una sociedad que, lamentablemente, no ha logrado garantizar el derecho fundamental a la vida en los lugares de trabajo”, asevera. “Es imprescindible adoptar y promover una cultura preventiva que proteja la salud y la vida de todos los hombres y mujeres que se desempeñan laboralmente”. Por ello, el arzobispo reitera que, para la Iglesia, “la dignidad de la persona, la salud y la vida deben ser prioritarias en la organización del trabajo”. En este sentido, “un empleo que no vela por el bienestar de los trabajadores no puede considerarse como un trabajo digno”.

Por ello, Cerro Cháves insta a “un cambio profundo hacia una cultura que valore la vida, manifestado en el reconocimiento de su valor sagrado y el compromiso por crear condiciones que la protejan en el entorno laboral”, y hace “un llamamiento a la Iglesia diocesana y a la sociedad en general para que no permanezcamos indiferentes ante el dolor y la esperanza de nuestros hermanos del mundo del trabajo y hagamos nuestras las palabras del Papa Francisco: El trabajo es para la vida. Ni una muerte más”.

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