El lamento de Pierbattista Pizzaballa por la guerra en Tierra Santa: “Nada volverá a ser como antes”

El Patriarca Latino de Jerusalén ha asegurado que “esta es la prueba más difícil a la que hemos tenido que enfrentarnos”

“Llevo 34 años viviendo en esta tierra, que ahora es la mía, y he visto muchas guerras, intifadas, enfrentamientos, etc., pero no tengo ninguna duda: esta es la prueba más difícil a la que hemos tenido que enfrentarnos”. Así lo ha afirmado el Patriarca Latino de Jerusalén, Pierbattista Pizzaballa, a Vatican News en una entrevista.



Del mismo modo, ha señalado que “la incertidumbre ahora es cuánto durará esta guerra, y más aún qué ocurrirá después, porque una cosa es cierta: nada volverá a ser como antes”. “Y no hablo sólo de política”, ha aseverado, “pienso en todos y cada uno de nosotros. Esta guerra nos cambiará a todos. Tardaremos mucho tiempo en asimilarla”. En su caso, dice, siente “mucho más que en el pasado la necesidad de escuchar” ya que “saber leer los tiempos a la luz del Evangelio es la tarea prioritaria de un pastor”.

El valor de las palabras de Francisco

En cuanto al final del conflicto, cree que no queda más remedio que venga “de abajo”. “Siempre han sido intentos que procedían de arriba abajo: acuerdos, negociaciones, compromisos”, ha dicho, “y todos han fracasado estrepitosamente”. Por ello, considera que “ha llegado el momento de invertir la dirección e iniciar un camino que vaya, en cambio, de abajo arriba. Repito: será agotador, pero no veo otro camino”.

Sin embargo, el apoyo externo, y, en concreto, las palabras del papa Francisco, “han tenido un gran peso” para la población cristiana en Tierra Santa”. “Incluso cuando ha sido objeto de críticas por ambas partes, de hecho quizás precisamente cuando ha sido objeto de críticas, ha manifestado la gran autoridad de la que goza”, ha señalado. “Sus repetidos llamamientos a la liberación de los rehenes y a un alto el fuego inmediato en la Franja han entrado con peso en la historia de esta guerra. Quisiera recordar que hoy son tantos los que piden un alto el fuego, pero en noviembre sólo lo pedía la solitaria y valiente voz del papa Francisco”.

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