La fiebre de los políticos por una “bendición” (y foto) del papa Francisco

Francisco recibió el 13 de abril en la biblioteca privada del Palacio Apostólico del Vaticano, a los alcaldes y alcaldesas del Grupo de Ciudades Patrimonio de la Humanidad de España, con motivo el 30 aniversario de la creación de esta plataforma que reúne a las quince localidades reconocidas por  la Unesco por sus valores universales excepcionales.



Al frente de la comitiva, se encontraba el alcalde socialista de la Laguna (Tenerife), Luis Yeray Gutiérrez, como presidente del grupo, acompañado de los regidores de distinto signo político de Alcalá de Henares, Ávila, Baeza, Cáceres, Córdoba, Cuenca, Ibiza, Mérida, Salamanca, Santiago de Compostela, Segovia, Tarragona, Toledo y Úbeda. A todos ellos, el Pontífice les recordó que “las situaciones históricas, con sus luces y sus sombras, nos hablan de hombres y mujeres reales, de sentimientos auténticos, que deben ser para nosotros lecciones de vida, por encima de piezas de museo”.

Lo cierto es que esta visita de los alcaldes refuerza un goteo constante e ‘in crescendo’ de políticos españoles que, en el presente curso escolar, se han dejado caer con más asiduidad de lo normal por Roma con el objetivo de tener un encuentro personal con el Papa, además de salir del Vaticano con una foto, no tanto para enmarcarla en su casa, como para publicitar su encuentro con Francisco.

Diálogo sereno

Durante un tiempo se dejó correr el rumor de que el Obispo de Roma solo recibía a políticos del ala izquierda del parlamento, con el objetivo de tachar de falta de parcialidad a la agenda papal. Desde la Santa Sede desmienten este extremo con hechos, pero también con argumentario: “Francisco recibe en audiencia a aquel mandatario que lo solicita, sea de uno u otro partido, tenga un alto rango por ser presidente de un Gobierno o un ministro, o se trate de un alcalde o un concejal”. A estas cumbres oficiales, hay que unir, eso sí, los encuentros realmente privados que Francisco mantiene en Santa Marta. Es ahí donde llegan otros políticos que no buscarían solo esa imagen para el recuerdo y la difusión, sino un diálogo sereno.

Y es que, las visitas de algunos de los líderes de uno u otro signo han coincidido, casual o premeditadamente, con acontecimientos más o menos significativos en el devenir político del país. Abrió la veda el ahora presidente en funciones de la Generalitat de Cataluña, Pere Aragonès. El 6 de noviembre Francisco le recibía justo después de negociar la investidura de Pedro Sánchez y con la ley de amnistía de fondo.

El desembarco vaticano del mandatario de Esquerra Republicana de Catalunya en ese contexto fue “pura coincidencia”, según confirmaron fuentes eclesiales a ‘Vida Nueva’, que desvelaron que la audiencia se solicitó el 22 de junio, un mes antes de las elecciones, cuando los sondeos se inclinaban hacia un triunfo del Partido Popular y nadie auguraba un otoño caliente de negociaciones entre PSOE y el independentismo.

A pesar de que el Vaticano subrayó que la visita de Aragonès recibió el mismo tratamiento que la de otros presidentes autonómicos que fueron antes como el murciano Fernando López Miras o la madrileña Isabel Díaz-Ayuso, hubo quien quiso ver este encuentro con un guiño de cierta complicidad de Francisco a la causa. Sin embargo, el Papa se mostró cauto en su diálogo y la propia Santa Sede prefirió no anular o posponer la cita, precisamente para no generar suspicacia alguna en la Generalitat. El inoportuno calendario no movió ni lo más mínimo la neutralidad que el Vaticano ha mantenido respecto al procés catalán, que continúa considerándolo como un problema político interno español.

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