Pasaban unos minutos de las ocho y media de ayer cuando la puerta del convento de las monjas concepcionistas de Cuenca comenzó a arder. El edificio del siglo XVI, de estilo barroco y declarado Bien de Interés Cultural, se encuentra situado junto al río Huécar, en el límite del casco antiguo.
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Sin daños personales
Varios clientes de una panadería situada frente al monasterio inmovilizaron de inmediato al hombre que provocó el fuego hasta que llegó la policía y efectuó su detención. De hecho, la panadera del establecimiento avisó a las religiosas para que no se acercan a la puerta del templo para cerrarla, sabedora de que es la hora habitual en la que acuden al lugar.
Los bomberos de Cuenca sofocaron el incendio y posteriormente trabajaron en el apuntalamiento del inmueble y la evacuación del humo en el convento. Las propias religiosas han confirmado que no se han producido daños personales. Sin embargo, las labores de limpieza han obligado a suspender una celebración prevista por una hermandad este viernes.
Desde el Obispado de Cuenca han lamentado el suceso y han expresado que “nos sentimos más cerca que nunca de las Madres Concepcionistas Franciscanas”. El alcalde de Cuenca, Darío Dolz, ya iniciado los trámites para recuperar los elementos dañados por el fuego. “Vamos a ver cómo recuperamos a través del Consorcio lo antes posible este espacio tan emblemático para la ciudad”, destacó.
Las trece hermanas del convento se encuentran “bien, gracias a Dios, aunque ahora tenemos el disgusto de cómo ha quedado la puerta del convento“, según ha señalado la abadesa, Inmaculada Fernández, a La Tribuna de Cuenca. “Estamos tranquilas y con serenidad”, añade. Fernández alabó “el extraordinario trabajo de los bomberos, que se merecen un monumento, ya que se han personado aquí en apenas dos minutos”. En cuanto “hemos visto el fuego hemos corrido a refugiarnos y los bomberos nos han ayudado para acompañarnos hacia el convento y alejarnos del humo, que era muy tóxico”, relató la religiosa.
Respecto al presunto autor de los hechos, que fue retenido rápidamente por vecinos y después detenido por los agentes, “esparció gasolina en la puerta y en el suelo, una cosa terrible porque se han generado grandes llamas” según ha contado la abadesa. Fernández no tiene constancia de que el individuo lo haya intentado con anterioridad pero sí que acudía a pedir “bocadillos”, señala que la solidaridad ha sido “increíble, no se imaginan cuanto”. Ahora, confirmó, las puertas del convento “están totalmente quemadas y también se ha visto afectado el cáncel, que hay que construirlo de nuevo, al igual que la portada, obra de Pedro de Alviz, porque se ha desprendido una parte”. “Ánimo no nos falta porque estamos en las manos de Dios”, implora la monja que reza “por este señor para que le pongan remedio y no haga nada más, que lo curen y ya está”.
