Las víctimas del accidente de barajas reciben mensajes de esperanza y consuelo
En ese país había contraído la malaria, motivo por el cual se había quedado unos días en Madrid antes de reencontrarse con su familia en Canarias, donde tenía intención de pasar unas jornadas de descanso. Según asegura uno de sus hermanos, Carlos, “en un principio el viaje lo tenía para el 18, pero él me llamó y me dijo que lo dejaba para el 20 porque tenía que pasar aún por una de las parroquias en las que estuvo”. Efectivamente, antes de partir estuvo en Ayamonte y Sevilla, lugares en los que hace algunos años ejerció el ministerio sacerdotal. La misma mañana del día del accidente, el padre Eblerino estuvo charlando con él y se despidieron. Cuando el provincial vio en televisión la noticia del accidente, en seguida supo que era el vuelo del padre Claudio.
Así lo ratificaba Eblerino Diez: “Como Jesús de Nazaret, entregó la vida para que otros tuvieran vida abundante. Ellos lo saben, y eso les consuela dentro del dolor: saber que su hermano murió de camino. Con la cantidad de peligros que ha vivido en Camerún, ha venido a morir a su país, donde hay tantos medios… Pero se ve que la fragilidad de la condición humana sigue estando presente en la vida de todos”. Estas palabras las hace extensibles al resto de familias que han tenido que lamentar la muerte de algún ser querido en este accidente y a las que admira por la entereza que han mostrado a pesar del desconcierto inicial. “En general, había bastante serenidad, dentro del drama, y sobre todo la incertidumbre de no saber nada”, cuenta el paúl.
Luto en Canarias
Al igual que Claudio Ojeda, la mayoría de los fallecidos eran de Canarias, por lo que el obispo de dicha diócesis, Francisco Cases, no dudó en interrumpir de inmediato su estancia en Alicante, su tierra natal, para desplazarse hasta el recinto ferial IFEMA de Madrid, donde declaró: “He estado con unos y con otros, tratando simplemente de coger una mano, de secar una lágrima o incluso de hacerla soltar”. El prelado destacó también que “en estos momentos todo se traduce en cercanía a la gente, compartir el dolor y hacer brillar la esperanza”.
La población canaria vive este luctuoso suceso como algo que afecta a todos, ya que prácticamente todos los municipios de Gran Canaria tienen alguna víctima entre sus habitantes. En las calles de Las Palmas, un gesto que demuestra el duelo de la población es el crespón negro de los taxis en la antena y el lazo negro impreso en un folio blanco que llevan las guaguas (autobuses urbanos) en el parabrisas delantero. Por todo ello, la Diócesis de Canarias ha querido sumarse a la celebración de un funeral por los fallecidos en el accidente aéreo. En un principio estaba previsto para el sábado 30 de agosto a las 6 de la tarde (hora canaria), pero las tareas de identificación de las víctimas han obligado a retrasar la fecha. Será en la Catedral de Las Palmas de Gran Canaria, y será presidido por el obispo Francisco Cases. Según el vicario, Hipólito Cabrera, “será una celebración diocesana abierta a todas las personas, donde todos los creyentes se congreguen para compartir a la luz de la fe este doloroso suceso”.
El mismo mensaje positivo es el que ha tratado de transmitir a los afectados el capellán del aeropuerto de Barajas, Alberto García Ruiz, quien recurre a un pasaje de la Biblia para consolar a quienes han perdido a algún ser querido. “Cuando he estado con ellos les he apretado la mano y les he dicho que la muerte es la vuelta a los padres, volver a reunirse con sus mayores. Pensad de esta forma que no los habéis perdido para siempre, sino que es una marcha temporal para reunirse con los suyos, ese es el mensaje que transmite la Biblia”. García Ruiz estuvo en el lugar del accidente y allí fue dando la absolución bajo condición a los fallecidos y rezando por ellos: “Esto reconfortaba mucho a los familiares porque sabían que tiene mucho valor para una persona que ya está muerta”. Sin embargo, el capellán lamenta, en declaraciones a Vida Nueva, que, en cierto modo, se haya obviado en muchos medios de comunicación la nutrida presencia de sacerdotes y religiosos en IFEMA, que también han acompañado y consolado a quienes sufrían: “El apoyo humano y cristiano es muy importante para las personas”.
El Creador nos ha hecho vulnerables
“Dios mismo ha creado la libertad y el azar, la responsabilidad y la casualidad. Forman parte del dinamismo de la naturaleza y de la condición humana. Y por eso nuestra vida está también en las manos de ese Creador que nos ha hecho limitados, vulnerables. Él mismo está a merced de las leyes de la naturaleza, de los límites de la técnica. No pierde así su poder, que es sobre todo el del amor y la misericordia. Y no pierde así la compasión que muestra hacia los afectados, particularmente a través de las personas que salen al paso de sus necesidades”, afirma Bermejo.
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