La vida consagrada está moviéndose y trabajando. No se mueven aquellos que viven de opinar sobre ella. Pero los consagrados se mueven. La preocupación por ser fieles, no sólo por subsistir, es una fuerza que lleva a la vida religiosa y a las sociedades de vida apostólica a preguntarse qué, cómo y dónde tienen que estar y significar.
Aquellos que sólo quieren ver a los consagrados como un cuerpo envejecido, ven una parte de la realidad. Ciertamente real, pero distorsionada. El dinamismo del crecimiento evangélico de los consagrados lleva en sí una capacidad muy especial para leer los signos de los tiempos, más allá del calendario. La cuestión es, por tanto, clara. La vida consagrada vive en ese estado de comprensión e integración de lo que sus contemporáneos experimentan, sin dejarse apasionar ni aprisionar… La cuestión clave y más importante es lo que la consagración quiere evocar y significar. Por eso las obras, como las arrugas, siendo importantes, no son argumentos definitivos para tabular la valía de la vida consagrada.
Missio inter gentes lleva a valorar todos los estados de la vida, porque la policromía en la misión es signo de vida. El color que cada uno consigue imprimir en lo que hace al servicio del Reino, en la construcción de la Iglesia, forma parte de la misma misión. Todo nos dice que éste es el tiempo de la pluralidad. Es más, nos dice el mismo Dios que es el tiempo de la pluralidad. Y cuando hemos querido barnizarlo de un mismo tono, hemos silenciado la misión…
Missio inter gentes exige una vida interior firme. Porque te pregunta por tu afán de protagonismo o significación. Te interroga por el anuncio y la presencia; te devuelve a la verdad del enviado: “Estoy en medio de vosotros, como el que sirve”. Hacen falta pocas lecciones y menos declaraciones. Y urgen presencias que ciertamente sean significativas porque muestran una alternativa real a una sociedad que vive en un “gran espectáculo” de luz y color, donde falta verdad.
Sembrar y creer
Hay muchos consagrados, ellos y ellas, que viven en missio inter gentes. Viven encarando el día sabiendo que no lo hacen solos ni van a encontrar muchas respuestas. Pero están sembrando y creyendo en lo que hacen. Esos son los que necesitamos y tienen futuro. Las Hijas de la Caridad dedicaron los primeros días del mes a ello. Los Consejos de Gobierno se han reunido en Madrid para trabajar y orar por un impulso carismático. Un grupo muy significativo dentro de los consagrados. Para los que les gustan los números, los Consejos de Gobierno son casi noventa personas que representan a otras 8.000 hermanas. Una fuerza dentro de la Iglesia que no vive agobiada por la realidad, pero sí ocupada en el Reino. Un número notable de mujeres unidas y urgidas por el Reino, esperanzadas en una missio inter gentes que las vincula, 350 años después, a Vicente de Paúl y Luisa de Marillac en el arte de ser significativas en el amor, sin glosa.
MIRADA CON LUPA
Cuando damos mucha explicación, es porque el signo no es claro. Quiso Jesús hacerse fácil y ofrecer, de manera sencilla, la salvación. Parábolas con signos elocuentes, incontestables… Pronunció para este tiempo la palabra consagración y los hombres y mujeres que la vivimos, más que explicarla, tenemos que disfrutarla inter gentes. Menos justificación y más propuestas.
lagonzalez@vidanueva.es
En el nº 2.683 de Vida Nueva.