El último trabajo de Daniel Monzón cuenta con tres elementos que, bien manejados, suelen garantizar el éxito final de un proyecto: una buena historia, un reparto ajustado a las necesidades del guión y una poderosa puesta en escena, cuya atmósfera atrapa al espectador, convirtiendo su butaca en la incómoda estancia del título, y la propia sala, en la prisión donde se desarrollan los hechos. Un universo de pasillos, galerías, escaleras, patios, barrotes, cámaras…, que constituye el medio habitual de tantas cintas de acción en su subgénero carcelario, pero que aquí alcanza las dimensiones de una doble tragedia: la de un individuo concreto y la de toda la sociedad en su conjunto.
Con pulso firme, ritmo sostenido y una mirada sin concesiones, el realizador narra la peripecia que le tiene reservada el destino a un joven funcionario en su nuevo empleo, tras verse atrapado en un motín que pone a prueba a los de fuera y a los de dentro. Es entonces cuando, entre la violencia desatada y las negociaciones imposibles, Monzón nos acerca a la fragilidad de la existencia, expuesta a caprichos ajenos a la voluntad y probada por situaciones extremas, hasta el punto de que se puede ser un asesino y tener cierta integridad o defender el orden desde la más absoluta inmoralidad.
Muchos otros son los matices que alberga esta Celda 211 en el tumulto de su trepidante y descarnada pesadilla: condiciones infrahumanas de los centros, abusos policiales, inoperancia institucional… Pero basta con seguir –a ratos temerosos, a ratos expectantes, siempre cautivados– los ojos y la voz del actor gallego para no perderse detalle. Que la disfruten.
TÍTULO ORIGINAL: Celda 211
DIRECCIÓN: Daniel Monzón
GUIÓN: Jorge Guerricaechevarría y Daniel Monzón ·
FOTOGRAFÍA: Carlos Gusi
MÚSICA: Roque Baños ·
PRODUCCIÓN: Emma Lustres, Borja Pena, Juan Gordon y Álvaro Augustin ·
INTÉRPRETES: Luis Tosar, Alberto Ammann, Antonio Resines, Marta Etura, Carlos Bardem, Manuel Morón, Luis Zahera
En el nº 2.683 de Vida Nueva.