Entre los asistentes, se contaron el arzobispo de Toledo, Braulio Rodríguez; el auxiliar de Barcelona, Sebastià Taltavull; y el presidente de la Comisión Episcopal de Enseñanza y Catequesis, el obispo de Segorbe-Castellón, Casimiro López. También hubo diversos representantes políticos, como la secretaria de Estado de Educación y Formación Profesional, Eva Almunia, quien señaló que el Ejecutivo “tendrá muy presente” a este colectivo en la configuración del nuevo modelo educativo, y que el futuro Pacto “se construirá con las ideas de todos, evitando el conflicto y la complicación”.
Junto a la declaración de intenciones sobre el futuro marco educativo, los representantes de EC se reafirmaron en la denuncia del “incumplimiento, por parte de las administraciones públicas, de derechos fundamentales recogidos en la LOE y la Constitución”, y que se refleja en las “discriminaciones reiteradas a los centros concertados, que a su vez se traduce en discriminaciones a las familias que eligen libremente estos centros”. Con esta reflexión, los representantes de EC respondieron a la declaración de intenciones de Almunia, quien señaló que la enseñanza concertada “debe seguir siendo la pieza clave que haga funcionar nuestro sistema educativo”.
Escuela con visión se convirtió en un momento de reflexión y debate sobre los factores que condicionarán la preparación de las instituciones educativas para el nuevo marco educativo y social y, ante todo, sobre cuál es el lugar que debe ocupar la escuela cristiana en un mundo globalizado en lo cultural y plural en lo religioso. En este sentido, la presidenta de EC, Inmaculada Tuset, señaló que los centros educativos de identidad católica precisan de “una luz larga que encierra utopía y sueño; que nos ayude a mirar hacia delante para poder ofertar al alumnado que las familias nos confían una mirada penetrante, capaz de descubrir lo que puede ayudar a construir la sociedad del mañana con valores profundos y acordes a las necesidades que en España, y en el mundo globalizado, se nos presentan como reto”.
Sin entrar en la refriega política sobre la figura y autoridad del profesor, Tuset dejó claro que los educadores deben tener “la formación, el apoyo, el respeto y la valoración necesarios para poder realizar su tarea de manera competente e ilusionada”.
El presidente del Congreso de los Diputados, José Bono, que participó en el acto de clausura, también señaló la importancia de reconocer el trabajo de los maestros que se esfuerzan y se preocupan de sus alumnos, así como la importancia de recuperar, desde la tolerancia, la autoridad del profesor.
Reflexión
El día 28, en la clausura del congreso, todos los participantes homenajearon con una fuerte ovación al que durante ocho años ha sido su secretario general, Manuel de Castro, que en el mes de diciembre dejará su cargo. Visiblemente emocionado, reconoció “aciertos y errores” en su gestión, a pesar de lo cual “nunca han faltado entrega y dedicación”. “Creo que hoy Escuelas Católicas, FERE-CECA y EyG están más unidas y más prestigiadas como instituciones de la Iglesia”, concluyó.
Los participantes del congreso celebrado en Toledo representan a más de 2.200 centros educativos agrupados bajo el manto de Escuelas Católicas, en los que se forma a cerca de un millón y medio de alumnos.
(M. Á. M.) La culminación a las jornadas vino marcada por la puesta en común de unas conclusiones que sintetizaron todos los trabajos realizados. Entre las principales, que la apuesta “por la pluralidad como riqueza humana”, también en lo religioso, ha de conllevar, necesariamente, un “diálogo entre la fe y la cultura, con una clara visión trascendente y transformadora de la persona y de la sociedad”. En lo referente a la necesaria “calidad educativa”, ésta demanda “una nueva forma de enseñar y aprender, innovación pedagógica y revisión de procesos y metodologías”. Todo ello exige la involucración de los docentes y los directivos de los centros. Éstos últimos, con el fin de que los colegios “sigan siendo significativamente católicos, deben liderar también los aspectos espirituales y pastorales”. Esta acción, unida al impulso de “educadores competentes y motivados”, propiciará “un cambio pedagógico capaz de formar alumnos competentes, autónomos y comprometidos con los valores cristianos”.
Las conclusiones se cerraron apelando a la apuesta por las nuevas tecnologías y a la “estrecha colaboración entre escuela y familia”, y reiteraron la denuncia de las continuas “discriminaciones a los centros concertados”, así como el apoyo a la consecución de un Pacto de Estado por la Educación.
En el nº 2.686 de Vida Nueva.