Shutter Island –que ése es su título– reúne a cuatro generaciones de intérpretes (desde el octogenario Max Von Sydow al treintañero Leonardo DiCaprio, su nuevo actor fetiche, pasando por la veteranía de Ben Kingsley o la solvencia de Mark Ruffalo), atrapados en la institución del mismo nombre, una “fusión moral entre la ley y los cuidados clínicos” –que diría su responsable, el inquietante Kingsley–, convertida en una tela de araña de difícil escapatoria. La misteriosa desaparición (o fuga) de un paciente (o recluso) y la subsiguiente investigación desatan en un solitario peñón azotado por la tempestad toda suerte de acontecimientos.
Corren los años 50 del siglo XX, tiempo para cicatrizar las heridas de la barbarie nazi, aunque con la incipiente amenaza de la Guerra Fría tomando cuerpo; época también en la que la psiquiatría empieza a soltar lastre de dudosas prácticas y a experimentar otras terapias. Un escenario que se antoja oscuro e impredecible, como la atmósfera que magistralmente recrea Scorsese (aquí plástica expresión de un estado mental). Los largos pasillos de esta cárcel (o manicomio), sus claustrofóbicas estancias, no son más que los laberintos que surcan la prisión del propio cerebro humano.
Sin embargo, ni este febril y desconcertante desenlace ni su excesivo metraje restan tensión dramática a una cinta cuya fuerza visual y narrativa nos reconcilia con aquel realizador que hizo de sus obsesiones y traumas personales todo un diagnóstico social y un tratado de gran cine. Ser hipnotizados por Martin Scorsese, ‘perder la cabeza’ por sus películas, sigue valiendo la pena.
FICHA TÉCNICA
DIRECCIÓN: Martin Scorsese
GUIÓN: Laeta Kalogridis, sobre la novela homónima de Dennis Lehane
FOTOGRAFÍA: Robert Richardson
MÚSICA: Robbie Robertson
PRODUCCIÓN: Mike Medavoy, Arnold W. Messer, Martin Scorsese y Bradley J. Fischer ·
INTÉRPRETES: Leonardo DiCaprio, Mark Ruffalo, Ben Kingsley, Max Von Sydow, Michelle Williams, Emily Mortimer, Patricia Clarkson
En el nº 2.697 de Vida Nueva.