La aglomeración se hizo evidente en la plaza con el inicio de la procesión de entrada de la gran asamblea. Se había preparado una carpa enorme al pie del Balcón de los Corregidores, presidida por el Cristo de la Misericordia, crucifijo del siglo XVI, y por la Inmaculada de Mora, el genial escultor de la Baza dieciochesca. También el santo brazo de san Torcuato, vestido de plata, ocupaba su lugar en el presbiterio. La tradición musical accitana reunió a varios de sus coros, alternando a Mozart con los cantos populares. Gran acierto.
Las evocadoras lecturas bíblicas dieron paso a la homilía del nuncio, Renzo Fratini, quien nos convocó a la fidelidad fecunda junto a don Ginés. Los cardenales Carlos Amigo y Antonio Cañizares asentían con animosidad. Tanto el delegado papal como el metropolitano de Granada y los obispos de Almería y el emérito de Guadix, fueron indagando en las intenciones del nuevo diocesano, con preguntas de inmensa hondura y milenarios ecos. La lectura de la bula pontifícia, el anillo esponsal, la mitra o el báculo pastoral cubrieron de signos al nuevo “ungido”. Ya tiene cuatro unciones: bautismo, confirmación, ordenación sacerdotal y, ahora, la episcopal. Esto es serio.
Como profunda fue la invocación a los santos con el obispo totalmente postrado en tierra y el rostro oculto. El dogma de la Comunión de los Santos es uno de los más esperanzadores, y en la plaza hubo comunión y santidad. Mucho de esto y más explicó el nuevo prelado en una hermosa alocución final, entre reciamente cristológica, agradecida y programática. Puso de relieve García Beltrán el doble hermanamiento de Guadix y Almería: sus dos primeros obispos fueron los mártires Torcuato e Indalecio. También los beatos Medina Olmos y Diego Ventaja son testigos de Cristo en la misericordia y el perdón durante el martirio. Está bien que un obispo sepa tanto de misericordia y de mártires…
Esperanza y alegría
Un pastor longevo y santo me comentó al terminar la celebración, refiriéndose a don Ginés: “Este hombre da esperanza y alegría”. Ambas cosas son imprescindibles también en Guadix: pequeña, humilde, pobre…, con algo de Nazaret y del desierto de Judea, de las cuevas de Jericó y de los cerros del Calvario… Al fin, con mucho de Evangelio.
En el nº 2.698 de Vida Nueva.