Para Díaz Abajo, “esto no ha hecho sino empezar”: “Muchos aguantaban con las ayudas recibidas. Ahora, principalmente de cara al año que viene, cuando se apliquen las medidas, veremos cómo hay un significativo aumento de la pobreza” que lleve a estados de “auténtica inhumanidad”. Ante esta situación y sus “efectos perversos”, la Iglesia “seguirá incrementando su acción social”. Eso sí, teniendo en cuenta “el lógico descenso en las colectas dominicales, la reducción de las subvenciones estatales a Cáritas y la menor percepción de ingresos por la renta –no por una bajada del número de X a la Iglesia, sino por la general caída de poder adquisitivo entre la ciudadanía–”, existe un riesgo claro de que se llegue al “desbordamiento”, ante la imposibilidad de atender a tantas personas como se dirigen hasta instituciones eclesiales en busca de ayuda.
También ha sido muy significativa la respuesta de la Coordinadora de ONG para el Desarrollo –que integra, entre otras, a Cáritas, Manos Unidas o Escuelas Católicas–. En un comunicado, tacha de “inaceptable” el anunciado recorte de 600 millones a la Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD). Así, recuerda al presidente Zapatero que ello implica su incumplimento del compromiso por el cual España debía destinar el 0,7% de la Renta Nacional Básica a la AOD en 2012. “Este modelo deshumanizado en el que el dinero preocupa más que los seres humanos debe ser reinventado o las cifras de hambrientos continuarán creciendo exponencialmente”, concluye la misiva.
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Un ejemplo del modo en que la Iglesia se está volcando con las víctimas de la crisis se está dando en Santander. Allí, la diócesis invita en una campaña a todos los fieles con trabajo a donar el salario de un día de su nómina mensual. El dinero se ingresará en un fondo común gestionado por Cáritas y destinado a atender a las personas desempleadas (40.000 en toda Cantabria). Gestos como éste se unen a la labor de miles de voluntarios en instituciones eclesiales que no desfallecen en su intento de paliar las consecuencias de la crisis. Pese a no contar con la comprensión de todos. Y es que el líder de los socialistas madrileños, Tomás Gómez, ha pedido a la Iglesia que, en “un ejercicio de austeridad de manera voluntaria”, renuncie a parte de la asignación que recibe del Estado.
En el nº 2.708 de Vida Nueva.
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