En un comunicado del Obispado se aclara que la decisión final de rechazar la fusión con la caja malagueña tuvo como objeto principal “la firmeza de defender y trabajar porque se conserven los puestos de trabajo” del personal de CajaSur. Al parecer, en las últimas horas, el principal escollo en las negociaciones con Unicaja era conseguir un “acuerdo laboral”, entendiéndose que la intención de los nuevos responsables era no mantener la conformación de la actual plantilla.
La primera actuación del Banco de España, que aceptó inmediatamente el ofrecimiento de intervención –la segunda en este tiempo, tras la de la Caja Castilla-La Mancha en marzo de 2009–, fue la inyección de 550 millones de euros para asegurar su solvencia. Al tiempo, se cesó al Consejo de Administración (encabezado por su presidente, el sacerdote Santiago Gómez Sierra), a cuyos miembros se podría abrir un expediente de investigación para conocer si su actuación sería merecedora de sanciones. Desde el Obispado, se asegura que sus representantes “no han buscado ni ganarse un puesto de trabajo, ni enriquecerse a costa de CajaSur”.
Otras posibilidades
Ahora se desconoce cuál podría ser el destino final de CajaSur, siendo una posible opción la fusión con otra caja, aunque sea de otra comunidad. Este hecho no era posible antes al impedir la legislación andaluza fusiones de cajas locales con otras de diferente origen autonómico. Con la nueva situación, llevando las riendas un organismo estatal, ya no existen trabas.
En el nº 2.709 de Vida Nueva.
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