De la mano del veterano y siempre comprometido Marco Bellocchio, asistimos al ascenso de un hombre que desafía a Dios y al rey con su pose arrogante y su verbo desmedido. Sin embargo, será la mirada (primero cautivada, luego cautiva) de su amante la que nos vaya descubriendo las filias y fobias de aquel editor del Avanti que ya en 1914 se siente llamado a empresas más ambiciosas que las del mismísimo Napoleón.
Cegada por la pasión amorosa y por esa fascinación que en ella despierta el nuevo líder, nuestra protagonista (una espléndida Giovanna Mezzogiorno) se entrega en cuerpo, alma y mente a ese ferviente socialista que muy pronto confunde neutralidad con mediocridad, y guerra (“la higiene del mundo”) con audacia. Ni la noticia del embarazo que anuncia la llegada de su primogénito (“mejor un bautismo que un funeral”, se limitará a comentar impasible) desviará su atención del objetivo último de sus desvelos: un régimen fascista que sume a su pueblo en un trágico conflicto, guiado por la delirante consigna de “vencer o morir” como “única salvación”.
Dos rasgos, a la postre, que sitúan a Vincere en la estela de esas películas que nos someten al obligado ejercicio de juzgar la historia a través de los atribulados ojos de las víctimas. Y aquí hay una cuyo anonimato se toma ahora cumplido y digno desquite con esta interesantísima radiografía de los excesos humanos.
FICHA TÉCNICA
TÍTULO ORIGINAL: Vincere
DIRECCIÓN: Marco Bellocchio
GUIÓN: Marco Bellocchio y Daniela Ceselli
FOTOGRAFÍA: Daniele Cipri
MÚSICA: Carlo Crivelli
PRODUCCIÓN: Mario Gianani
INTÉRPRETES: Giovanna Mezzogiorno, Filippo Timi, Fabrizio Costella, Fausto Russo Alesi, Michela Cescon, Pier Giorgio Bellocchio, Corrado Invernizzi, Paolo Pierobon
En el nº 2.712 de Vida Nueva.