Esta obra de Emilio Alberich (PPC, 2010) es recensionada por Jesús Sastre García.
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La familia, ¿lugar de educación en la fe?
Autor: Emilio Alberich Sotomayor
Editorial: PPC
Ciudad: Madrid
Páginas: 93
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(Jesús Sastre García) El libro está publicado en la colección Didajé, que pretende abordar temas catequéticos de actualidad, y su objetivo aparece ya en la introducción: hallar nuevos caminos para la educación de la fe en familia. Creemos que el salesiano Emilio Alberich consigue la meta pretendida. El reto de las familias cristianas consiste en hacer suyas las palabras referidas a la función de la Iglesia: “Como una madre que enseña a sus hijos a hablar y, con ello, a comprender y comunicar, la Iglesia, nuestra madre, nos enseña el lenguaje de la fe para introducirnos en la inteligencia y la vida de la fe” (CEC, 171).
El autor parte de la siguiente convicción: la familia, a pesar de la crisis que sufre en su capacidad educadora y catequética, sigue teniendo grandes posibilidades de educar en la fe a los hijos. La primera parte de la obra sitúa esta afirmación en el contexto actual, donde los padres han ido cediendo a otros la educación religiosa de sus hijos y se aprecia una crisis en la función educativa de la institución familiar. El meollo de la cuestión es el siguiente: ¿qué posibilidades y recursos tiene la familia para la educación en la fe de los hijos? Alberich responde proponiendo a las familias cristianas tres tareas: responsabilizarse, motivarse y sentirse acompañadas por otras instancias educativas, cometidos que requieren un método que el texto desarrolla de manera sintética.
Ya en la segunda parte, se “exploran” las posibilidades concretas de educación en la fe de los hijos a lo largo de los distintos períodos de desarrollo personal. Las sugerencias que se proponen son sumamente interesantes, prácticas y basadas en experiencias. Todas ellas parten de una constatación importante: “El proceso tradicional de iniciación cristiana ha resultado un verdadero fracaso” (p. 53). De ahí que la propuesta resulte todo un desafío: “Debe tratarse de una catequesis para adultos que implica también a los niños, no de una catequesis infantil en la que se implique también a los adultos” (p. 72). El estadounidense Bill Huebsch ha desarrollado esta idea.
Las últimas páginas ofrecen una serie de orientaciones para lograr una mayor implicación de los padres en la educación en la fe de los hijos (pp. 83-86). Siempre en la línea del autor, que se basa en una Iglesia “en estado de evangelización” que supere la pastoral de conservación. El libro concluye con una selecta bibliografía para ampliar y profundizar en este tema.
En el nº 2.718 de Vida Nueva.