Catástrofes como las inundaciones de Pakistán o el desastre ecológico producido por el vertido de petróleo en el Golfo de México hacen urgente llevar a la práctica el respeto por la Creación, un compromiso de todo cristiano.
Como reconoce Fernando Fuentes Alcántara, secretario técnico de la Comisión Episcopal de Pastoral Social de la Conferencia Episcopal Española (CEE), “la Iglesia se ocupa de esta problemática, aunque no de una forma suficiente en nuestro país y sin extenderse al conjunto de la comunidad cristiana”.
Para José-Román Flecha Andrés, catedrático de Teología Moral de la Universidad Pontificia de Salamanca (UPSA) y uno de los ponentes del curso que se va a celebrar en Madrid del 6 al 8 de septiembre, la Iglesia debe tener en este ámbito una función profética, aludiendo al documento de Puebla de 1979. “El profeta anuncia los valores pero, al mismo tiempo, tiene que denunciar los antivalores, los abusos”.
Entre el 6 y el 8 octubre, el catedrático dirigirá un simposio organizado por la UPSA sobre Ecología y Ecoética que, según adelanta, “pretende ser un abanico multidisciplinar para ver la situación, además de las perspectivas de futuro y oportunidades de intervenir en la conciencia social”.
Fe y cambio climático
“No puedes plantear que la superación de la pobreza y el trabajo en una organización de desarrollo es ajena a los efectos causados por el cambio climático, y más cuando es producido por el hombre”. Así explica Marco Gordillo Zamora, director de campañas de Manos Unidas, el creciente interés por la ecología que ha experimentado la organización católica. Esto es percibido en las dos últimas iniciativas de sensibilización. En Desarrollo y Justicia climática, introduce el concepto de justicia climática. La segunda campaña lleva como lema Contra el hambre, defiende la tierra y relaciona la escasez de alimentos con la ecología.
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