Don Felipe expresó la idiosincrasia de Manos Unidas, “una institución muy querida por los españoles”, valiéndose del simbolismo de su nombre y su logo: “Manos que se unen para ayudar. Manos que se unen para sanar, alimentar y educar. Manos que se unen, simplemente, para salvar”. Tras el acto, la presidenta de Manos Unidas, Myriam García Abrisqueta, llamó a mantener la vista puesta en los mas desfavorecidos en estos tiempos de crisis: “No podemos ser sólo solidarios cuando las cosas van bien”.
También estuvieron representantes del Episcopado español, como el arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz; el de Calahorra y La Calzada-Logroño, Juan José Omella, como obispo consiliario de Manos Unidas; y el auxiliar de Madrid, Juan Antonio Martínez Camino, que fue quien, en su condición de secretario de la Conferencia Episcopal, presentó la candidatura de la ONG a los premios. Tal y como han explicado desde Manos Unidas, los 50.000 euros que acompañan al galardón serán destinados íntegramente a Haití, el país más pobre de América Latina y que, tras el terrible terremoto del pasado enero, ahora está sufriendo los estragos del cólera.
En el nº 2.727 de Vida Nueva.
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