Un libro de Leonardo Iglesias (Anthropos, 2010). La recensión es de Diego Tolsada.
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La religión bajo sospecha
Autor: Leonardo Iglesias
Editorial: Anthropos
Ciudad: Barcelona
Páginas: 478
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(Diego Tolsada) Esta obra se enmarca en lo que el autor llama la psicología de la sospecha, “que no cree ni confía en nada, sino que su lupa anda en búsqueda de los motivos ocultos de la conducta”, y adopta desde la primera línea del prólogo “la concepción científica de la mente y la personalidad”.
Así, L. Iglesias se acerca al fenómeno religioso en nueve capítulos de densa escritura, que van de lo general a lo concreto: lo sagrado, lo religioso y lo demoniaco, lo religioso, la religión, el pensar que hace posible la religión, la figura de Dios, patología de la religiosidad, la religiosidad como delirio y, por último, las mentiras, máscaras y milagrerías que comporta.
Estamos, pues, ante una crítica rotunda a la religión, que retoma la crítica de los maestros de la sospecha, especialmente Freud y Nietzsche, sin mayores variaciones sobre lo que se dijo hace más de un siglo. La religión es fruto del temor y produce seres humanos infantiles, llenos de represiones y alienados, seres débiles incapaces de hacer frente a la realidad: “En la religión el humano se convierte en una criatura abúlica, atemorizada, sumisa, que acepta ciegamente lo que se le dice u ordena” (p. 400). Y citas parecidas vuelven de modo machacón al hilo de los distintos capítulos.
Produce pena ver cómo cierto pensamiento que se reclama de la ciencia, pero que no pasa de ser puro positivismo decimonónico y cientificismo, sigue anclado en un pasado ampliamente superado hoy, ignorando el agnosticismo metodológico respetado desde hace decenios por los mejores pensadores de la ciencia, la filosofía y la teología. Baste un ejemplo: para hablar del catolicismo, el autor tiene como referencia especial un compendio de doctrina católica de 1958. Ha llovido mucho, y muchos saben ya distinguir las caricaturas y deformaciones de la fe de lo que es la fe propiamente. Cuando se pretende dar una visión científica de una realidad humana, sería deseable que el objeto de estudio haya sido comprendido adecuadamente. Criticar la religión desde sus patologías ya lo hizo Freud. Con esta obra no hemos avanzado nada desde entonces.
De todos modos, aunque el esfuerzo de lectura sea un precio alto que pagar, es bueno que a los creyentes nos recuerden los riesgos de la fe, para que prosigamos en nuestro esfuerzo de purificarla y hacerla compatible y potenciadora de la madurez y de la dignidad humanas, tarea que hoy no podemos dar por cumplida (ni mucho menos).
En el nº 2.736 de Vida Nueva.