De este modo, el total de declaraciones en favor de la Iglesia asciende a 7,3 millones (34,75% del total) que, según cálculos de la Conferencia Episcopal Española (CEE), se estima corresponderían a más de 9 millones de contribuyentes, porque muchas son conjuntas. En total, la Iglesia recibirá casi 250 millones de euros.
Para el portavoz del Episcopado, estos datos son “muy positivos”, sobre todo, si se tiene en cuenta que, en el contexto general de crisis económica, “las previsiones que se tenían en relación con la recaudación del IRPF y su impacto en la cuota íntegra del impuesto, que se utiliza como base para asignación, era pesimista”.
Así, cree que los resultados “permitirán mantener el sostenimiento de las actividades básicas de la Iglesia en niveles de eficiencia y austeridad”. Dice, además, que este aumento expresa que la percepción real que la sociedad tiene de la Iglesia “es positiva” y, comparándolos con encuestas sociológicas en las que la institución no sale bien parada, apunta que los del IRPF “son datos contrastables y contrastados” y “una medición muy fiable”.
Por su parte, el vicesecretario de Asuntos Económicos de la CEE, Fernando Giménez Barriocanal, sostiene que las cifras son buenas porque, en su opinión, hay que tener en cuenta que es el primer año en que el número total de declaraciones desciende. En cualquier caso, añade que lo recaudado es una parte pequeña de lo que necesita la Iglesia para llevar a cabo su labor. La cifró en torno al 20-25 por ciento de media, ya que el porcentaje de dependencia de este fondo varía en función de la diócesis, población e ingresos.
Finalmente, admite que las campañas de comunicación realizadas en los últimos años están funcionando. “Necesitábamos dar a conocer la vida de la Iglesia, y lo hemos hecho. Ahora, no podemos quedarnos dormidos”.
En el número 2.742 de Vida Nueva