La ponencia inaugural corrió a cargo de Rino Fisichella, presidente del nuevo Consejo Pontificio para la Promoción de la Nueva Evangelización, quien esbozó los puntos para “la significación cristiana en la sociedad de hoy”. Y para él, el rol de los católicos consiste, antes de nada, en “fortalecer la fe”, porque “ninguna forma de evangelización será eficaz si la Palabra de Dios no entrase en la vida de las personas”.
El arzobispo italiano reconoció también que vivimos en una época en que la Iglesia debe hacer un esfuerzo por trasladar el mensaje de Jesús al hombre de hoy, demandando la ayuda de los comunicadores “para hacer real la percepción de lo sagrado”.
A la espera del Sínodo que en 2012 analizará la transmisión de la fe en nuestros días, y del que saldrán las líneas maestras del nuevo dicasterio, apuntó como elementos esenciales de la Nueva Evangelización la importancia de la liturgia, de la forma en que se hace el anuncio y de la práctica de la caridad. Y lo resumió así: “La Nueva Evangelización parte de la credibilidad de nuestra vida de creyentes”. “La credibilidad de las personas que se hacen portadoras del Evangelio parece indispensable”, añadió.
En medio de una cultura que ha puesto al hombre en el centro, y en donde Dios “no es negado, sino desconocido”, Fisichella señaló que uno de los objetivos de la Nueva Evangelización “es hacer conocer el verdadero rostro de Dios, que resplandece en el rostro de Jesucristo”. Pero también, añadió, “decir basta al control del lenguaje, a lo políticamente correcto”, en alusión a que en algunos países “ya ni se puede decir ¡Feliz Navidad! ni poner crucifijos”. “Es una cuestión de construir una fuerte identidad personal, un sentido de pertenencia a la Iglesia”, sentenció.
La Asamblea contó también con una mesa redonda sobre las agencias de información eclesiales, una ponencia sobre la COPE actual, la dimensión comunicativa de la JMJ o cómo afrontar las controversias, tan habituales en la Iglesia en los últimos tiempos. La reflexión sobre esta cuestión corrió a cargo de Marc Carroggio, quien diseño la estrategia comunicativa del Opus Dei ante el libro El Código Da Vinci. Siguiendo aquella fórmula, animó a los delegados a no tener miedo a enfrentarse a estas controversias; antes al contrario, les invitó a aprovechar “las posibilidades informativas” que tienen para “decir lo que uno es y no sólo lo que no se es”.
En el saludo de apertura de esta Asamblea volvió a aparecer una constante en el pensamiento del obispo Joan Piris con respecto al papel de los medios de comunicación en la vida de la Iglesia: la necesidad de apreciarlos y valorarlos más. También la de potenciar la formación y profesionalidad de quienes tienen la responsabilidad de esa dimensión evangelizadora. “La tarea de las delegaciones y secretariados de Medios de Comunicación Social precisa armarse cada vez más entre nosotros de un mayor sentido pastoral y apostólico, armonizado con un buen saber y quehacer profesional y de medios técnicos modernos”, señaló. “Ese empeño exigirá –añadió el titular de Lleida–, en unos, más formación y dosis de profesionalidad comunicativa; y en otros, más sentido evangelizador y pastoral”.
En el 2.742 de Vida Nueva.
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