(Miguel Ángel Malavia) En las últimas décadas, la Iglesia señala como una de sus máximas prioridades el impulso de la llamada Nueva Evangelización. Entre los esfuerzos por concretar ese afán misionero al mundo de hoy, figuran iniciativas como la que tendrá lugar el 26 y 27 de marzo en El Escorial (Madrid). Organizadas por la Comisión Episcopal de Apostolado Seglar (CEAS), las XXXI Jornadas Generales de Apostolado Seglar versarán sobre Cultura actual y Nueva Evangelización. Retos y tareas.
El director del Secretariado de la CEAS, Antonio Cartagena, explica a Vida Nueva que estas jornadas buscan discernir el tiempo presente, pues “no se puede evangelizar de la misma manera en las diferentes culturas”. En su opinión, “la actual está impregnada de secularismo, indiferentismo y cientifismo ante el fenómeno religioso. Antes, no se podía concebir la cultura sin la fe; esta se inculturaba e inspiraba a la cultura. Hoy el panorama es bien distinto”.
Opinión esta con la que coincide Pasqual Maestre, delegado de Apostolado Seglar de Orihuela-Alicante: “Desde el punto de vista religioso, algunos rasgos que caracterizan la cultura actual son el secularismo, el individualismo, el pluralismo religioso o el avance del laicismo. Debido al proceso de secularización, en muchos casos la persona no tiene referentes cristianos. Cuando la Iglesia es la institución menos valorada y la religión es lo menos importante en la vida de los jóvenes, es claro que la cultura actual demanda una Nueva Evangelización”.
Para Andrés García Vilariño, responsable del departamento de laicos de Santiago de Compostela, “la Nueva Evangelización no es reacción ante la cultura actual, como si estuviésemos al contraataque o a la defensiva. No todo en la ‘cultura actual’ se opone a la fe”. A su juicio, el objetivo ha de ser no simplificar y sí contextualizar.
Ateniéndose a Europa, y más concretamente, a España, observa que “hay una ‘cultura’ estandarizada, divulgada abusivamente por los medios, que promueve el pensamiento dominante, políticamente correcto. Adoptar una contestación frente a ella exige significarse notablemente. En general, imperan estos axiomas: lo religioso como reliquia del pasado, lo cristiano como negativo para el ser humano, la moral como represión, la Iglesia como organización de poder, la verdad como apreciación subjetiva”.
Junto con esta ‘cultura’, apunta, “existe también, o subsiste, aunque menos difundida mediáticamente, la percepción de que la Iglesia presta grandes servicios a la sociedad, desde la atención a los pobres y su actividad liberadora en el Tercer Mundo, hasta la labor educativa de sus colegios y la aportación a la cohesión social de sus parroquias, congregaciones e instituciones ”.
Maestre, por su parte, aprecia en la cultura actual aspectos positivos para la misión, tales como “la concienciación sobre los derechos humanos, el cuidado del medio ambiente, el aprecio social por valores claramente cristianos como la igualdad, la justicia, la solidaridad, la libertad. Aquí habría que enraizar el anuncio cristiano en la Nueva Evangelización”.
Apelando al lema de las jornadas, señala “retos y tareas”. Entre los retos, el primero es “combatir el individualismo postmoderno que provoca el surgimiento de una fe sin comunidad”. Por ello, habría que “trabajar para que la comunidad cristiana sea el principal sujeto evangelizador”.
Un segundo reto sería “encontrar la pedagogía adecuada para transmitir la fe en el mundo que nos ha tocado vivir”. En relación a esto, el delegado alicantino marca dos tareas: “La primera, convocar, escuchar y acompañar a los principales agentes de pastoral; que se sientan apoyados por sus pastores y que encuentren foros donde compartir sus experiencias. La segunda sería divulgar las buenas prácticas de evangelización y aprovechar el potencial evangelizador de los nuevos areópagos del momento: Facebook, Tuenti, Twitter…”. De ahí que se deba poner “un acento especial en la Pastoral de Infancia y Juventud”.
Cartagena es de la misma opinión: “La Iglesia debe afrontar de manera panorámica y también localizada asuntos como el fenómeno de la secularización, el migratorio, los medios de comunicación, los aspectos decisivos de la economía y la política, la investigación científica y tecnológica…”.
No es un eslogan
El secretario de la CEAS insiste en que “la Nueva Evangelización no es un eslogan, sino que requiere un cambio radical de actitud. Si no se está convencido de las creencias, de la fe, es imposible vivir y dar testimonio de lo que significa Cristo y su Evangelio. En Él debemos inspirarnos como modelo para un ser una humanidad nueva”. Acción para la cual reivindica el valor imprescindible de los seglares: “Los movimientos, asociaciones de fieles cristianos laicos y delegaciones de Apostolado Seglar quieren estar a la hora de la Historia”. Y es que, “la Nueva Evangelización se hará, sobre todo, por los laicos, o no se hará”.
Maestre se suma a la apuesta por fortalecer la corresponsabilidad seglar en la misión: “Los laicos desarrollan un papel fundamental en el diálogo fe-cultura porque están insertos en el mundo laboral, familiar, político, cultural, social. Lo que les posibilita participar plenamente de todas las estructuras, analizarlas y discernir la forma de acercar el mensaje cristiano a cada realidad concreta y transformarla con la fuerza del Evangelio. Los laicos son llamados por Dios para santificar el mundo desde dentro a modo de fermento”.
En el nº 2.746 de Vida Nueva.