EDITORIAL VIDA NUEVA | La Vida Consagrada en la Iglesia es un don, una realidad rica y amplia. Así de claro lo tiene el nuevo prefecto de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, el brasileño João Bráz de Aviz. Llega a Roma en momentos difíciles, cuando una parte significativa de los religiosos mantenía recelos por el tratamiento recibido en los últimos años.
El nuevo prefecto manifiesta en exclusiva para Vida Nueva, con un talante distinto, su deseo de colaboración y armonía. No tienen desperdicio sus declaraciones. Son un programa de trabajo con la Vida Religiosa, la que viene de la historia y, también, las nuevas formas que, dado su carácter germinal, se encuentran a veces con dificultades. Una tarea de discernimiento serio se impone. Parece que nuevos aires entran por las ventanas de este dicasterio romano. Lo dice muy claro: “Nunca se debe apagar la luz de la Vida Consagrada en la Iglesia”.
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