JUAN RUBIO, director de Vida Nueva | El año acabó con movida por las fiestas laborales que el nuevo Gobierno quiere borrar del almanaque. Pronto respondió la voz del Episcopado, ávido de entrar a todos los trapos. Sosiego y serenidad se pide en esto, porque andar defendiendo fiestas no es muy ejemplar que se diga. El Día del Señor es lo que hay que defender.
Hay fiestas que son harina de otro costal. Si accedimos a cambiar el Corpus o la Ascensión, andar luchando ahora por fiestas religiosas que coloreen el calendario, no parece urgente ni prioritario cuando tantos parados hay en España en penoso estado de ocio y en “fiesta” permanente.
Centrar en el Día del Señor las fiestas es decoroso, como sucede en tantos países, en donde la obligatoriedad del precepto festivo no exime del trabajo laboral.
Me parece una bagatela salir defendiendo fiestas mientras dejamos de cuidar el Domingo, que es el que ha de centrar el calendario festivo del creyente. Una sana armonización de fiestas y un sereno debate se impone. Hacer de esto una guerra más no deja de ser asombroso. Hay cosas mucho más urgentes. Si no evangelizamos sobre lo que celebramos, acabaremos celebrando sin saber qué.
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- La crónica del director: Con los ojos puestos en Madrid y Barcelona, por Juan Rubio
En el nº 2.783 de Vida Nueva.