JUAN RUBIO, director de Vida Nueva | Y al hilo de estas palabras del obispo alcalaíno, una semana antes, justo el Viernes de Dolores, desde la Comisión Episcopal para la Doctrina de la Fe, se manda corregir algunas expresiones y textos de sus obras al teólogo Andrés Torres Queiruga. Uno más de la lista (¡vayan poniendo algunos teólogos sus barbas a remojar y búsquense padrino!).
La misión de la Comisión es velar para que las doctrinas no confundan a los más débiles. Tendríamos que pensar si hacen más daño homilías incendiarias que elaboraciones teológicas. Hay que tener cuidado con la ley del embudo, porque hay palabras, homilías y conferencias que no pasarían el más mínimo de los exámenes de ortodoxia.
No soy teólogo, pero me preocupa la espiral peligrosa que se ha desencadenado hace tiempo en materias doctrinales en este país.
Un compañero británico me mandaba un mensaje hace unos días por el móvil: “¿Qué está pasando en España? ¿Es que ha vuelto la Inquisición? Escríbeme algo para el periódico y cuéntame”. Le respondí diciendo que prefería el silencio, porque lleva el germen de la más elocuente de las palabras, la de Jesucristo. Lo demás son accidentes en este intenso caminar.
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- La cónica del director: Una palabra oportuna que aliente al hermano, por Juan Rubio
En el nº 2.796 de Vida Nueva.
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