Una obra de Jesús Martínez Gordo (Editorial ESET, 2011). La recensión es de Juan Pablo García Maestro, osst
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Verdad y revelación cristiana. La teología fundamental veritativa en la modernidad
Autor: Jesús Martínez Gordo
Editorial: Editorial ESET, 2011
Ciudad: Vitoria-Gasteiz
Páginas: 245
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JUAN PABLO GARCÍA MAESTRO, OSST | La teología fundamental ha experimentado una notable evolución en los últimos siglos: desde la llamada apologética (todavía subsistente, cierto que aggiornada), pasando por la teología de la revelación (desarrollada antes y, sobre todo, después del Vaticano I) para llegar a los tratados más recientes (enciclopédicos o sectoriales, según los casos).
Hoy ya no se habla solo de una teología fundamental centrada en la entidad de la revelación, de la tradición, del magisterio, de la fe o de la Escritura, sino también de una cristología fundamental, de una eclesiología fundamental e, incluso, de una moral fundamental. Como consecuencia de esta ampliación de temas y horizontes, se asiste a un despliegue –tan espectacular como, a veces, sofocante– de nuevas cuestiones y de posibles respuestas.
Con este nuevo libro, el teólogo y profesor Jesús Martínez Gordo pretende mostrar la existencia de diferentes y diferenciadas perspectivas teológicas en el acercamiento al misterio de Dios revelado en Jesucristo: la veritativa o noética, la estética o contemplativa y la práxica o compasiva.
A su vez, el autor intenta argumentar que la calidad de cualquier propuesta teológica descansa en la asunción de la llamada “lógica católica”. Y, además, que dicha calidad también se juega en su capacidad para articularse “católicamente” con los restantes modos de asomarse al misterio de Dios en Jesús. Estos objetivos están acompañados de una apuesta por la “empatía crítica”, una exposición más narrativa y transversal que sistemática y la contextualización de cada perspectiva en un tiempo histórico o en un área geográfica concreta y particularmente significativa.
La catolicidad propia de la teología fundamental no solo pasa por articular los contenidos entregados en la revelación (Dios y hombre, Jesús y Cristo, tiempo y eternidad, gracia y pecado, etc…), sino también por atender las diferentes y diferenciadas maneras de acercarse a este misterio: como la verdad, como la belleza o como la bondad y misericordia.
Semejante recordatorio es, a juicio de Martínez Gordo, muy necesario en un tiempo como el nuestro donde lo veritativo parece invadirlo todo y se relega a un segundo plano la aproximación compasiva y, en menor medida, la estética (p. 10).
Un viaje de este calado puede resultar excesivo, pero es necesario: no solo porque hay que recuperar para cada perspectiva el equilibrio permanentemente inestable y fecundo, propio de lo católico, sino también porque es preciso reconocer legitimidad, fecundidad y mutua necesidad (perijoresis) de todas estas maneras de acercarse al misterio de Dios. Y, además, porque es oportuno recordar, hoy más nunca, los excesos en los que puede incurrir cada aproximación cuando no se articula con las restantes.
‘Ateísmo cristiano’
Es evidente que una buena parte de los teólogos fundamentales noéticos recuerdan –y a veces con fundamento– el riesgo de “ateísmo cristiano” y de pelagianismo o prometeísmo que ronda a quienes son más partidarios de una teología y de una espiritualidad compasiva.
Sin embargo, son bastantes los teólogos –sobre todo, veritativos– a quienes parece no preocuparles tanto los excesos en los que pueden incurrir los acercamientos estéticos. Reconocen sus riesgos de esteticismo y espiritualismo desencarnado, pero no les desagradan tanto como los peligros que rondan a la aproximación compasiva.
El acceso veritativo o noético al misterio de Dios no suele ser consciente de que su pasión por la verdad –con poca o escasa atención a la belleza y con descuido de la compasión– corre el riesgo de desembocar en una teología y espiritualidad docetista, en las que lo importante son los contenidos que creer, la cosmovisión que aceptar, la concepción que asumir, la teología que proponer y, en menor medida, la experiencia y la coherencia de vida a partir de los crucificados del mundo.
Pero el proyecto de teología fundamental que se activa también está presidido por la articulación de empatía y crítica. Empatía, en primer lugar, porque se comprende al autor desde sí mismo, desde su trayectoria vital y teológica, desde sus diagnósticos para adentrarse en la propuesta teológica que formula y los matices que enfatiza.
Empatía, además, para entender todas las novedades y hasta las aristas que presenta la cuestión que se analiza. Y empatía para acercarse al texto que se propone sin más prejuicio que el de dejarse captar por lo que se aporta.
Pero crítica, en segundo lugar, para evaluar la idoneidad y significatividad de lo propuesto. Idoneidad en referencia al misterio de Dios entregado en Jesús. Y significatividad en relación a los interlocutores. Obviamente, la crítica es, además de idónea y significativa, oportuna cuando se ha entendido –desde sí mismo y por sí mismo– al autor, al texto o la cuestión planteada.
Este volumen, centrado en la teología fundamental noética o veritativa, tiene presente el diálogo entre la modernidad y la revelación cristiana y se circunscribe a los retos que siguen planteando la modernidad y algunos de sus epígonos más relevantes en nuestros días.
Obra de lectura recomendable para quien desee tener una visión actual de la teología fundamental, expuesta de una forma clara y asequible, bien estructurada, de agradable lectura, con un buen conocimiento de los temas desarrollados, puede resultar muy provechosa, pues cumple sobradamente con lo que debe ser un manual de teología fundamental.
Finalmente, animar al autor para que pronto veamos publicados los siguientes volúmenes, en los que afrontará las aproximaciones estética o contemplativa y práxica o compasiva al misterio de Dios y a su revelación.
En el nº 2.803 de Vida Nueva.