JOSÉ LORENZO | Redactor jefe de Vida Nueva
“‘Nosotros nos dedicamos a hacer cosas, y de vez en cuando las contamos’, se dijo a modo de justificación. Pues contarlas también es hacer algo…”.
Coincidiendo con la celebración de la solemnidad del Corpus y del Día de la Caridad, decenas de parroquias en toda España organizaron mercadillos solidarios ese fin de semana para conseguir fondos que destinar a Cáritas.
No es ninguna novedad, forma parte del ADN de la comunidad cristiana, pero en tiempos recios como los que vivimos, no está de más destacarlo, sobre todo cuando llueven bofetadas a cuenta de los “privilegios” de la Iglesia y la respuesta que desde algunos sectores de la misma se está dando a ese mantra laicista dispara la prima de credibilidad y aprecio de toda la institución.
En una parroquia de Madrid, la organización de ese mercadillo, la catalogación, etiquetación, reparación, preparación, disposición, captación… de los productos de todo tipo para su venta mantuvo ocupados durante varias semanas a 130 voluntarios. Las ventas ascendieron a 46.000 euros, todos destinados a la mucha faena que tiene Cáritas, ella misma desbordada en la parroquia.
Son datos muy buenos, que darían para un puñado de minijobs como los que hay en Alemania o, si no, para un par de empleos medianamente dignos. Pero no han salido en las noticias. Y no les importa.
Lo han comunicado durante las eucaristías y la satisfacción era patente. Y no han bajado los brazos. La comunidad sigue trabajando, visitando a enfermos, acompañando a inmigrantes, zurciendo los rotos que le están saliendo al Estado del bienestar. Saben por qué y por quién lo hacen.
La suma de todos estos esfuerzos de los hombres y las mujeres de la Iglesia en España acaban de ser presentados, de manera más genérica, lógicamente, en la Memoria Anual de Actividades de la Iglesia. Un montón de datos que dan cuenta de una ingente y poco conocida labor.
“Nosotros nos dedicamos a hacer cosas, y de vez en cuando las contamos”, se dijo a modo de justificación. Pues contarlas también es hacer algo, y más en estos días en que se trata de dar forma a la nueva evangelización.
La frase está bien para la clase política. De hecho, parece sacada del equipo de Rajoy. Pero no debe darnos pudor decir lo que hace la Iglesia, y más después de haber organizado ruedas de prensa para hacerle fotos a un gran cheque regalo.
En el nº 2.806 de Vida Nueva.