EDITORIAL VIDA NUEVA | La Conferencia Episcopal Española acaba de presentar la Memoria Justificativa de Actividades correspondiente a 2010, un detallado memorándum al que obligan los nuevos tiempos, donde se ha de dar cuenta de lo que se hace, como si se presentasen unos balances empresariales.
Evidentemente, la labor de la Iglesia no se rige por esos parámetros economicistas, aunque si lo hiciese, los resultados que se muestran serían muy positivos.
Pero la Iglesia lo hace como un servicio, fruto del seguimiento del mensaje evangélico y del dictado del amor a Dios y al prójimo, y del que se benefician no solo quienes forman parte de la comunidad creyente, sino toda la sociedad.
Por eso está muy bien, cuando tanto se critica a la Iglesia e incluso el papel de las religiones en este comienzo del tercer milenio, poner negro sobre blanco una labor inestimable, bastante desconocida en algunos sectores y no siempre agradecida.
En el nº 2.806 de Vida Nueva. Del 23 al 30 de junio de 2012.