Sacerdote y escritor, publica ‘Simbología iconográfica de los santos’ y ‘Símbolos en el arte cristiano’
J. L. CELADA | Nacido en Belorado (Burgos) en 1932, Teodoro Úzquiza Ruiz se licenció en teología por la Facultad de Teología de Burgos antes de ejercer su ministerio pastoral –como párroco, vicario y capellán– en Villasandino, Redecilla del Camino o la propia capital burgalesa.
Ahora, ya jubilado, este sacerdote diocesano acaba de publicar dos libros: Simbología iconográfica de los santos y Símbolos en el arte cristiano. Breve diccionario ilustrado (editados ambos por la revista diocesana Sembrar).
– Explíquenos brevemente qué puede encontrar el lector en estos dos libros.
– En Simbología iconográfica de los santos, además de ciertas nociones de tipo general, presento el estudio de algunos santos agrupados, como: los apóstoles, evangelistas, los grandes doctores de la Iglesia, etc. Después me detengo en los santos de cada día. En cada uno de ellos me fijo en seis puntos: día que se celebra, fecha en que vivió, breves rasgos de su vida, su representación en el arte, sus atributos y los motivos por los que se le invoca. Siendo así, ¿no podría servir este sencillo manual para la monición de entrada de la Santa Misa?
Y en Símbolos en el arte cristiano. Breve diccionario ilustrado, se presentan por orden alfabético varios cientos de símbolos en el riquísimo e inconmensurable patrimonio que nos legaron nuestros mayores en la fe. A lo largo de sus páginas me fijo en animales, plantas, objetos, virtudes, vicios…, de los que se explica qué significan y simbolizan en el arte cristiano a través de los siglos. Al final hay cuatro apéndices: seres fantásticos y monstruosos; símbolos de los apóstoles; símbolos de Santiago; y el simbolismo de la concha de Santiago en el escudo del papa Benedicto XVI.
– ¿De dónde nace este gran interés suyo por la simbología?
– Cuando hice mi tesina de licenciatura sobre los aspectos comunitarios del bautismo en san Agustín, me di cuenta de la cantidad de figuras y símbolos que maneja el obispo de Hipona al describir este sacramento bajo el prisma comunitario y, al mismo tiempo, me venía al pensamiento: “Siendo esto tan bello y profundo, ¡qué pena que pase muchas veces desapercibido para la inmensa mayoría de los fieles!”. Con el paso del tiempo, me di cuenta también de que algo parecido ocurría con la iconografía de los santos y con el propio arte sacro.
– El gran desconocimiento existente de la iconografía y los símbolos cristianos, ¿es solo achacable al laicismo actual?
– No solamente, pero en gran parte sí. Hemos de reconocer que mientras en otros tiempos las gentes, aun siendo sencillas y sin letras, percibían los símbolos cristianos, ahora somos más sabios e instruidos en muchas materias, pero hemos perdido la sensibilidad hacia esas representaciones de lo sagrado.
– ¿Sabe la Iglesia explotar las posibilidades pastorales del arte?
– Aunque últimamente se han hecho esfuerzos en esta dirección, yo entiendo que todavía hay mucho que hacer en este campo. Muchas veces, al visitar nuestras iglesias y catedrales, e incluso museos, solo nos fijamos en aspectos históricos o artísticos, dejando de lado el significado profundo de esas representaciones, a través de sus símbolos y figuras. Quizás el Año de la fe sea una oportunidad para la nueva evangelización a través del arte.
En el nº 2.807 de Vida Nueva.