FRANCISCO JUAN MARTÍNEZ ROJAS | Deán de la Catedral de Jaén y delegado diocesano de Patrimonio Cultural
“En la Colegiata de San Isidoro de León, culto y cultura van de la mano, enriqueciéndose mutuamente, como en tiempos del Santo Doctor de las Españas…”.
La reciente celebración del XXVII Congreso de la Asociación de Archiveros de la Iglesia en España me ha permitido conocer de cerca la Real Colegiata de San Isidoro de León. Fundada en el siglo XI, es un ejemplo de armónica conjunción de culto litúrgico y diversas iniciativas culturales.
Con sus valiosos archivo y biblioteca, así como con su advocación titular, San Isidoro evoca la liturgia hispano-visigoda o mozárabe y su declive frente al rito romano. La exposición permanente del Santísimo, atestiguada ya en el siglo XVI, evidencia el deseo nacido en Occidente de prolongar la celebración eucarística con un acto de adoración permanente.
Frente a quienes contraponen culto y cultura, como si fuesen realidades antitéticas, la Colegiata contradice esa pacata visión, demostrando que liturgia e iniciativas culturales pueden –y deben– ir de la mano, de modo que, en este tercer milenio, la fe siga sembrando en la hondura de la cultura actual la semilla del Evangelio para que este siga siendo una palabra significativa.
A ello contribuye la Cátedra de San Isidoro, dependiente de la colegiata, promoviendo el culto litúrgico a san Isidoro y alentando el conocimiento y estudio de sus escritos, aprovechando los fondos del archivo y la biblioteca, y organizando conferencias, seminarios y jornadas sobre san Isidoro y santo Martino de León, y sobre temas de teología, pastoral o espiritualidad.
De este modo, en San Isidoro, culto y cultura van de la mano, enriqueciéndose mutuamente, como en tiempos del Santo Doctor de las Españas.
En el nº 2.816 de Vida Nueva.