JOSÉ LUIS CELADA | Redactor de Vida Nueva
“Aun después de muerto, sus palabras seguirán siendo objeto de disputa entre los editores. Aunque bien saben estos que es otra Palabra la que garantiza el éxito de ventas…”.
Una conocida librería religiosa de Barcelona expone estos días en el escaparate virtual de su página web más de una veintena de recomendaciones de un único autor: el cardenal Carlo Mª Martini. Dada la talla intelectual del jesuita recientemente fallecido, nada de extrañar.
Llama más la atención, sin embargo, la “guerra editorial” en torno a su obra. Hasta una decena de sellos comparten el privilegio (y el negocio) de publicar sus escritos. Y otras tantas son las temáticas que en ellos se abordan: eclesiología, pastoral, espiritualidad, ejercicios ignacianos… Claro que, si hay una que sobreabunda, es la Biblia y su universo.
Mucho se viene hablando desde su muerte del espíritu de Martini, pero conviene no olvidar nunca cuál fue la letra que inspiró y alentó ese modo suyo de ver y sentir la Iglesia y el mundo de este siglo XXI: la Palabra de Dios. Fruto de su entrega –vocacional y devocional– al estudio de la Sagrada Escritura, nacieron sus incontables comentarios y reflexiones al hilo de la misma. Esos que hoy llenan páginas y páginas de un sinfín de títulos… y los que están por venir.
Porque, aun después de muerto, sus palabras seguirán siendo objeto de disputa entre los editores. Aunque bien saben estos que es otra Palabra la que garantiza el éxito de ventas.
En el nº 2.817 de Vida Nueva