La CONFER también se indigna


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José Lorenzo, redactor jefe de Vida NuevaJOSÉ LORENZO | Redactor jefe de Vida Nueva

“No es la primera vez que los religiosos y las religiosas alzan la voz contra los abusos de la política, con este u otros gobiernos de distinto color…”.

Puede que se vayan haciendo mayores y que cada vez sean menos, pero lo que no pueden –ni quieren– es hacer oídos sordos a esa llamada que les viene desde lo hondo, que surge de una espiritualidad encarnada que bebe directamente del Evangelio y que les lleva, cuando se trata de elegir, a optar claramente por los que están en los márgenes de la sociedad, aquellos “que para Jesús son el centro”.

Lo acaban de reafirmar los superiores y superioras mayores reunidos en la Asamblea General de CONFER. Ya en el discurso de apertura de su presidente, Elías Royón, hubo palabras claras y contundentes sobre la situación de crisis que se vive en España.

Pues bien, esas mismas palabras, desgajadas en forma de comunicado, fueron aprobadas en la jornada de clausura para hacérselas llegar no solo a la sociedad entera (que solo sabe de ellos y ellas cuando hay un escándalo de por medio), sino al propio Gobierno, con especial dedicatoria al ministro de Economía, a quien le respondieron que “no podemos creer que la palabra ‘no hay alternativas’ sea la última palabra de nuestro momento presente como si fuese ya el fin de la historia”, en alusión a unas declaraciones de Luis de Guindos en donde reafirmaba la inevitabilidad de la dura política de ajustes y recortes del Gobierno del PP.

Aun siendo un “pellizco de monja”, visto el calibre de la munición dialéctica que cargan en este país quienes transitan por la cosa pública, ha resultado una andanada atronadora, sobre todo, en comparación con lo que una situación crítica para millones de personas, donde ya incluso se ha perdido el pudor a la hora de seguir pidiendo sacrificios siempre a los mismos, viene suscitando en otros estamentos eclesiales.

Pero no es la primera vez que los religiosos y las religiosas alzan la voz contra los abusos de la política, con este u otros gobiernos de distinto color. Una libertad evangélica que no sabe de componendas bajo cuerda y que les ha generado, también, críticas cuando no recelos con la jerarquía eclesial.

Precisamente para restañar heridas se ultima estos días en la Plenaria de la CEE un documento sobre las relaciones mutuas, a veces marcadas por una tensión en las formas de comunicarse y entenderse entre ambas instancias, porque de lo que no cabe duda es de que la Vida Religiosa sigue en plena comunión con el Evangelio y mostrando una forma de ser Iglesia que es reconocida y respetada incluso por los anticlericales más recalcitrantes.

En el nº 2.825 de Vida Nueva.

 

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