JUAN RUBIO, director de Vida Nueva | No es un juego de quinielas. Es solo cartografía de la imaginación. Hablo de Barcelona y del sucesor del cardenal Martínez Sistach.
Se habla del arzobispo Vives, con sus arrels catalanes; y del obispo Saiz Meneses, con las mismas arrels, pero regadas en Toledo y Madrid. Se habla de la vía intermedia, el arzobispo de Tarragona, Jaume Pujol, con arrels próximas al Opus Dei, que en estos últimos años se ha hecho más catalán que nunca, y hasta diría que catalanista.
Pero nadie habla de otra operación: el cardenal Cañizares. A Roma fue para volver. No le desagradaría, como tampoco al cardenal Rouco, ni al mismísimo Bertone. Madrid quedaría libre para las sugerencias de Rouco y Roma tendría su hombre fuerte en Barcelona.
Cañizares, amigo de los Lara y de su conglomerado empresarial y mediático, tiene, además, muy claro aquello de la unidad de España como bien moral. Él fue uno de los redactores del documento. Además, es valenciano. ¿Qué tiene él que no tuvieran Don Marcelo o Carles?
El tiempo de la Iglesia con respecto a Cataluña es lento. En Madrid se vería bien la propuesta. Hace falta que alguien empiece y evite la gerontocracia en Madrid y Barcelona.
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- LA CRÓNICA DEL DIRECTOR: Obispos y Gobierno: ‘Laissez faire, laissez passer’, por Juan Rubio
En el nº 2.832 de Vida Nueva.