GABRIEL MAGALHAES, escritor, autor de Los secretos de Portugal | El César del tiempo de Jesús se llama hoy Globalización: una emperatriz que está generando grandes injusticias. El poder del dinero se ha incrementado. Cada vez hay menos ozono y más capital circulando alrededor de la Tierra. Y Occidente se ha empobrecido porque los negocios buscan otros horizontes donde la gente trabaja más barato.
En general, la Europa del Norte ha reaccionado rápidamente. La del Sur, no tanto. Portugal ha sido uno de los países que se ha distraído. El resultado es una deuda colosal y un duro programa de austeridad. Hoy como siempre, deber dinero significa perder libertad. Europa tiene que ser sobria si quiere conservar el derecho a elegir su camino. Pero ser sobria no puede significar ser injusta. Los recortes que se están aplicando deben ser acompañados por medidas correctas que apoyen efectivamente a todos los que lo necesiten.
En Portugal, como en otras naciones europeas, hay muchas personas que lo están pasando mal. Pero también se han generado grandes corrientes de solidaridad. Muchas de ellas, con base en la Iglesia. Los portugueses estamos aprendiendo a relacionarnos con el dinero de otra manera, más prudente y razonable. Pero, sobre todo, hemos renacido en el respeto y en el cariño hacia los demás.
A todos nos gustaría que el mundo fuese distinto. A veces no es fácil aceptar que Jesús no haya querido arreglar este planeta. Sin embargo, aunque Él no provocó una revolución política, nos enseñó a revolucionar cada instante a través de la práctica del amor. Y ese ejercicio amante nos transforma en ciudadanos de la eternidad. Esa eternidad, que se puede vivir ya en este mundo, es la revolución de Jesús.
Al César actual, los portugueses le estamos pagando el dinero que le debemos, con sus intereses. Pero es de Dios y solo de Dios el abrazo colectivo con el que vamos superando esta situación.
En el nº 2.837 de Vida Nueva.
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