YAGO DE LA CIERVA, IESE Business School, director ejecutivo de la JMJ 2011 |
Los medios están llenos estos días de “retratos-robot” del nuevo papa. Junto a elementos comunes a todos los perfiles (hombre espiritual, maestro y pastor de almas), se especula con que no sea muy mayor, para que tenga el vigor que ha descrito Benedicto XVI, pero tampoco carente de experiencia.
También sobre su experiencia: haber dirigido una diócesis es imprescindible, pero haber trabajado en el Vaticano no lo es menos, por lo que queda por hacer. O sobre su dominio de lenguas, indispensable en este mundo globalizado. O su familiaridad con el entorno digital, factor cada vez más condicionante en las vidas de las personas. O sobre su geografía: ¿vendrá de donde la fe crece, o de donde la Iglesia decrece?
Mucho me temo que los cardenales no piensan en esos términos. No existe una job description para el papa: basta repasar los últimos cien años para descubrir que caben todos los perfiles, todas las experiencias vitales, todas las dotes humanas.
Lo que debe rondar por la cabeza de los purpurados
es mucho más sensato.
¿Cuál es el mejor candidato de los posibles,
de los cardenales aquí y ahora?
Para eso necesitan conocerse, hablar, escucharse.
Lo que debe rondar por la cabeza de los purpurados es mucho más sensato. ¿Cuál es el mejor candidato de los posibles, de los cardenales aquí y ahora? Para eso necesitan conocerse, hablar, escucharse. Algo sencillo para los cardenales de la Curia romana, pero más difícil para los demás, y pocos conocen a todos.
Necesitan informarse. Tarea nada fácil en un entorno electoral sin campañas ni candidaturas… Cada uno procura recabar discretamente la información más relevante: ¿cómo va su seminario? ¿Y la pastoral juvenil, la rectitud de doctrina, el buen gobierno económico, sus libros, el prestigio ante la Santa Sede y ante sus hermanos en el episcopado?
También sirven las congregaciones generales previas al cónclave. Cada cardenal dirá qué le parece más importante para la Iglesia y el mundo de hoy, y mientras contribuye a la creación del consenso… dice en voz alta cómo piensa.
Los cardenales, que son los únicos que votan, ni hacen perfiles ni los llevan en el bolsillo para compararlos con personas de carne y hueso. Piensan, se informan, rezan y votan. Solo los de fuera hacemos perfiles. Con la gran ventaja que nadie los releerá cuando ya tengamos un nuevo papa.
En el nº 2.839 de Vida Nueva.
NÚMERO ESPECIAL VIDA NUEVA: PREPARANDO EL CÓNCLAVE