MIRIAM DIEZ BOSCH, periodista y directora del Observatorio Blanquerna |
Parachoques frontal, manos libres y cristales no tintados sino bien trasparentes. Estas características no deberían faltar en el perfil del nuevo pontífice, un hombre fuerte que tendrá que liderar una Iglesia con grietas, en las que, a pesar de oscuridad, se filtran luz y esperanza.
El nuevo papa puede gobernar individualmente (algo desaconsejable) o rodearse de gente inteligente y con ganas de trabajar y no solo hacer carrera (no siempre estas características van unidas en la Curia vaticana).
Los retos a los que deberá hacer frente son varios. Por una parte, tendrá la función de centrifugar: escoger bien a sus colaboradores y hacerles partícipes de una misma misión. Esto en casa. Una vez la Curia se agilice –no va a ser fácil–, el papa se situará como referente y acompañante del mundo, con sus dolores y alegrías.
El nuevo pontífice ha de ser
un hombre fuerte que tendrá que
liderar una Iglesia con grietas,
en las que, a pesar de oscuridad,
se filtran luz y esperanza.
Las conferencias episcopales, siempre atentas al núcleo romano, le harán saber que hay muchas cuestiones pendientes en sus contextos. Desde falta de vigor joven, envejecimiento, pedofilia y corrupción financiera en algunas zonas, protestas y malestar, desahucios y crisis, persecución y falta de libertad religiosa… y, desde este ambiente, el papa procurará ofrecer palabras de aliento, además de sugerencias operativas y evangélicas.
El pontífice que viene tendrá su lugar también en el entorno 2.0. El impulso de la Santa Sede en este sentido no parece que vaya a desintegrarse, sino potenciarse. Uno de los grandes retos reside en cómo se gestionará la interactividad en este espacio que brindan las nuevas tecnologías.
La visibilización de la Iglesia –formada no por curas, sino por la inmensa mayoría de laicos y laicas– es también una urgencia que ya apuntaban los pontífices anteriores. Siempre se dice que es la hora de los laicos, pero esta hora no llega, al menos en los vértices de la estructura eclesial. Un papa todoterreno y bien acompañado puede aplanar el camino.
En el nº 2.839 de Vida Nueva.
NÚMERO ESPECIAL VIDA NUEVA: PREPARANDO EL CÓNCLAVE