J. FANDIÑO | Las Comunidades Cristianas Populares de Granada y Andalucía han mostrado su apoyo y “alegría” –ante las críticas cosechadas en algunos sectores– a la decisión del arzobispo Javier Martínez de prohibir la entrada a la catedral a los militares armados que el pasado Viernes Santo escoltaban el paso del Santo Sepulcro.
Según un comunicado difundido por estas organizaciones el pasado 3 de abril, “pensamos que las armas y quienes las utilizan son instrumentos para la guerra y la violencia, contrapuestas al mensaje de paz y no violencia de Jesús de Nazaret”.
Asimismo, aseguran no entender “qué pintan en las procesiones los desfiles y representaciones militares, políticas, empresariales, adornadas con himnos asociados a los rancios tiempos de nacionalcatolicismo”.
Y añaden: “No entendemos una Semana Santa más centrada en el desfile, el exorno, el turismo, la estética, lo emocional, la caridad, en vez de en la Justicia y la denuncia del sistema capitalista y las estructuras injustas que provocan un mundo de desigualdades y excluidos”.
Frente a esto, estas comunidades cristianas muestran su deseo y voluntad de vivir “una Semana Santa y una Iglesia mucho más evangélica, donde las manifestaciones públicas fueran expresión de las situaciones de opresión de nuestro pueblo (desempleo, desahucios, conculcación de los derechos humanos en la sociedad y en la misma Iglesia) y de denuncia abierta de la corrupción política y también religiosa, que en definitiva fueron los poderes que llevaron a Jesús a su ejecución”.
En el nº 2.842 de Vida Nueva.