Juego de tronos en la CEE


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José Lorenzo, redactor jefe de Vida NuevaJOSÉ LORENZO | Redactor jefe de Vida Nueva

“Los nombres que más han sonado entre pasillos han sido el del todavía secretario general y los de los candidatos a sustituirle…”.

Ya se ha dicho, también aquí: la Plenaria que acaban de celebrar los obispos españoles ha evidenciado el final de una época que se ha prolongado desde la última década del siglo pasado hasta la primera de este nuevo milenio. Empieza ahora una especie de “juego de tronos” en donde todo está abierto.

Se habla de una vuelta triunfal de lo que a Roma fue (tal es su pujanza que valdría tanto para Madrid como para Barcelona, así están de ofuscadas las banderías episcopales), sin desdeñar las adhesiones que se están fraguando en torno a los arzobispos de Sevilla, Pamplona, Valencia y Castrense. Todo depende, se dice, de si los cambios en Madrid se producen antes de la Plenaria electiva de marzo de 2014. Si así fuese, Roma estaría marcando la pauta y no se encontraría con muchas resistencias.

Francisco –también se ha dicho– ha calado para bien en el ánimo de una mayoría de obispos. Tanto es así que, desde su elección, se ha cuadruplicado el número de prelados españoles que han reparado en lo interesante de la JMJ de Río de Janeiro de este verano y se han apuntado para asistir…

Y con tanta naturalidad –y alivio– se ha acogido a Bergoglio que poco se ha hablado de él en esta Plenaria. Los nombres que más han sonado entre pasillos han sido el del todavía secretario general y los de los candidatos a sustituirle en esa función en la plenaria del próximo noviembre.

El continuismo tiene el nombre del obispo auxiliar de Getafe; la renovación, el del titular de Guadix. Pero tampoco está nada cerrado. Hay otros obispos en liza y despunta un sacerdote que ha brillado en Roma estas semanas.

Algunos quisieron hablar más que de nombres y analizar, en sesión reservada, la situación que atraviesa España y, también, la deriva de la Iglesia en medio de esta tormenta perfecta. No fue posible. ¿Molesta el análisis? ¿Apatía? ¿Miedo a más división? ¿O que se las apañe el sucesor?

Los aires que llegan de Roma hacen esa puesta en común más que necesaria. La credibilidad de la Iglesia en España se desmorona, y, como refleja la encuesta de El País del domingo 21, los católicos españoles, practicantes o mediopensionistas, desean un tiempo nuevo en una Iglesia renovada. Vamos, pasar página.

En el nº 2.845 de Vida Nueva.