Un libro de Anselm Grün (Ciudad Nueva, 2013). La recensión es de Pablo d’Ors
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Título: Solteros y felices. El celibato, una vida en plenitud
Autor: Anselm Grün
Editorial: Ciudad Nueva, 2013
Ciudad: Madrid
Páginas: 107
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DIEGO TOLSADA | Comencé a leer este ensayo con cierto recelo, pues no soy un lector habitual de best sellers; basta que un autor haya vendido mucho para que sospeche que detrás de todas esas ventas solo hay una buena campaña de marketing. Solteros y felices, sin embargo, libre traducción del título, me desarmó casi desde el principio. Digo “casi” porque las primeras páginas me recordaban a esos libritos sobre los votos y la Vida Religiosa, escritos con buena intención pero sin demasiada enjundia, que yo mismo leí durante mi juventud.
La reflexión que propone Anselm Grün –benedictino y prolífico autor– es espiritualmente profunda y estilísticamente sencilla, bien estructurada y fundamentada, ideológicamente abierta y esperanzadora. Grün aborda la cuestión –la castidad, sea en los laicos o en los consagrados, como camino para la plenitud– desde diversos ángulos, pero manteniendo siempre una posición respetuosa tanto con la teología como con la psicología.
Su prosa es cuidada y, en apariencia, carece de estrategia estructural, lo que no significa que no sea un libro muy bien construido. Su tesis sobre la diferencia entre animus y anima, que toma de Jung, y su visión de la sexualidad en íntima conexión con la espiritualidad son los grandes pilares del texto. De ahí nacen sus hermosas reflexiones sobre la amistad, la unidad y, sobre todo, la adoración.
Aunque ninguno de sus planteamientos me ha resultado radicalmente nuevo, todos ellos son sugerentes, tanto que he sentido el deseo de releer este libro, lo que rara vez me sucede. No han contribuido a ello los apotegmas de los padres del desierto que trufan el texto, y que juzgo pertinentes, sino la convicción con que el autor se expresa sobre la posibilidad real y testificada de vivir el amor –con o sin pareja–, así como su postura abierta en temas que, por desgracia, siguen resultando peliagudos para algunos moralistas y, desde luego, para la jerarquía: la masturbación y la homosexualidad.
Grün ha escrito una buena obra que, sin embargo, no llega a extraordinaria. Para ello le han faltado dos cualidades imprescindibles. 1) Habitar el texto, acariciarlo podríamos decir, fiándose más de la lógica de la escritura y menos de las ideas previas. Pero quizás esto sea algo que haya que pedirle a un escritor, no a un teólogo. Y 2) un tono abierto, sí, pero sin por ello dejar de ser clerical, lo que hace que el discurso pierda la universalidad que, desde una óptica más secular, habría podido tener.
En cualquier caso, recomiendo vivamente la lectura de esta pequeña obra.
En el nº 2.857 de Vida Nueva.