JUAN RUBIO, director de Vida Nueva | Lo que importa es el perfil del nuevo prelado. Madrid, y su destacado papel en el el resto de España, puede servir de paradigma. Se necesita un obispo con edad aceptable para que tenga fuerzas y tiempo de abordar los proyectos, con un talante de probada experiencia pastoral, alejado de las camarillas y sacristías, con olor a calle y barro.
Un pastor bueno que, rodeado de un buen equipo, pueda acometer los nuevos retos pastorales. Un obispo que no deje en manos de una parte de la Iglesia la riqueza de todos y que sirva a la unidad más que a la uniformidad. Un obispo que, en su talante personal, viva la sencillez. Un hombre de oración y cercanía personal a todos, con tiempo para todos, al menos en los primeros años. Un obispo que vibre con los más pobres, alentándolos en el camino.
Un obispo que se abra a la esperanza, que escuche la pluralidad. Un obispo que no escriture la Iglesia a su nombre, que sepa alentar la llama y no apagarla y que sepa estar al lado de lo positivo en esta sociedad y en su deriva secularizada. Un obispo que ponga en manos de todos el hilo que la saque de su laberinto de soledad y vacío. Ni héroe ni listo. Un hombre de Dios.
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- LA CRÓNICA DEL DIRECTOR: Madrid espera un cambio de obispo en otoño, por Juan Rubio
En el nº 2.862 de Vida Nueva
