JOSÉ LORENZO | Redactor jefe de Vida Nueva
“Lo que me preocuparía es que su opción política, fuese la que fuese, y en el caso de que la tuviere, se le notase más que la evangélica…”
Ha escrito Juan Manuel de Prada un artículo que es la crónica de un desencanto o una caída del caballo, pero al revés de la de Pablo. Al parecer, le ha disgustado la famosa entrevista que los jesuitas le han hecho al papa Francisco, sobre todo aquello de que “jamás he sido de derechas”.
Personalmente, considero que eso es de lo menos relevante de esa larga conversación con Antonio Spadaro, pero justo ahí, tras la costalada, le ha salido al escritor un importante cardenal, que es lo propio, dadas las circunstancias.
Se entiende el desconcierto de De Prada. Él, que puso su pluma y palabra a disposición de la causa evangelizadora como el que más, y que fue paseado por diócesis y encuentros como nuevo apóstol de la intelectualidad católica, seguramente convencido de que quienes se lo disputaban sí que eran “de derechas” porque entre ellos no se sentía desubicado mentalmente, se encuentra ahora al sucesor de Pedro deconstruyéndole todo un andamiaje de años. Y eso que es la primera vez que Bergoglio utiliza en público esa expresión.
El monje Enzo Bianchi ha hecho un estudio sobre las palabras más utilizadas por este Papa en sus pocos meses de pontificado y nada significativo de “izquierdas” o de “derechas” aparece en el mismo. Lo que más ha encontrado que ha repetido son las palabras “alegría” y “misericordia”.
Lamento el disgusto que se ha llevado el novelista, lo cual no quiere decir que me parezca bien que el que fuera cardenal de Buenos Aires no haya sido nunca de derechas. Me parece que está de más, si lo que le guía es el Evangelio. Lo que me preocuparía es que su opción política, fuese la que fuese, y en el caso de que la tuviere, se le notase más que la evangélica.
Algo que sí que ha pasado en la Iglesia en España –de ahí tal vez el equívoco del autor–, donde los acentos de algunos pastores se han confundido con los de algunos políticos. ¿Quiere decir esto que los obispos no tienen que tener ideología? No, lo que quiere decir es que no tienen que ir enseñando continuamente su papeleta electoral. Tienen que ayudar a discernir, pero no es necesario que también intenten depositar el voto de los fieles en la urna.
En el nº 2.864 de Vida Nueva.