Durante todo el mes de octubre, y hasta el 8 de noviembre, los asistentes al Museo de Arte Moderno de Bogotá podrán disfrutar de una exposición dedicada a la obra del artista plástico Carlos Jacanamijoy. La retrospectiva, cuyo guión fue preparado por Álvaro Medina, abarca el trabajo del autor entre los años 1992 y 2013. A través de sus óleos sobre tela, acuarelas, dibujos, serigrafías y esculturas se propone una visión de conjunto acerca de la propuesta estética del colombiano. Videos dan cuenta de su vida, y una serie de escritos sobre pizarrones escolares invitan a profundizar en las ideas de quien es hoy uno de los artistas más reconocidos de nuestro país.
Existen varios momentos en el desarrollo de la propuesta estética de Jacanamijoy. En 1992 y 1993 el artista se dedicó a pintar paisajes subjetivados de carácter expresionista, haciendo gala de un lenguaje personal y firme. “Sus composiciones entrecruzaban fragmentos de cielos, ríos, árboles arbustos, lianas, bejucos, flores o frutos que le servían de fondo para situar en primer plano un objeto de uso cotidiano evocador de su infancia campesina”. Según Medina, su meta era pintar vivencias personales inseparables de su origen indígena, consciente de que estaba incursionando en un mundo ignorado por la pintura occidental. Un cuadro de esta primera época, titulado “Aún no ha dejado de palpitar”, fue la primera creación importante del artista. La imagen implica que la creatividad del indio, a pesar del trauma de la conquista, sigue presente. Sin recurrir a elementos iconográficos precolombinos ni a anécdotas de tipo folclórico, afirma a través de este cuadro su comprensión personal de la experiencia indígena.
Jacanamijoy también ha querido pintar lo que en la niñez se imaginaba que debía ver un chamán como su padre. Según Medina, “los chamanes hacen sus curaciones extrayendo de la naturaleza circundante ciertas fuerzas, una de las cuales fluye libremente en el agua. Los abuelos cuidaban a los niños dándoles a beber aguas de torrentes o cascadas, basándose en que lo intocado que se halla en lo profundo del bosque o de la selva posee facultades regeneradoras y que el agua, si espumosa, es todavía mejor”. A su modo de ver, el uso de grises casi negros en un cuadro como “Caídas de agua”, de 2008, introduce los contrastes para hacer resaltar la luz en el líquido burbujeante: “La luz, al neutralizar el miedo, reconforta el espíritu, llenando de bienestar el cuerpo”.
“Mi abuela me iba hablando en inga por las calles del pueblo y unos niños blancos empezaron a burlarse de nosotros, remedándonos. La abuela, estoica, siguió su camino y me dijo que si me daba vergüenza yo podía cambiarme de acera. Ella, muy inteligente, con su silencio y su gesto me puso a prueba. No me cambié de acera, y a cambio aprendí una gran lección emancipadora desde pequeño”.
A partir de experiencias de este tipo, que han llevado a que Jacanamijoy reflexione acerca del racismo presente en la sociedad, el artista se pregunta: “¿Es que los indios no pueden romper los estereotipos? ¿Qué prácticas, o qué disciplinas, o qué modos de vida son propios de los indios, de los blancos, de los monos, de los amarillos, o de los negros? ¿Qué hay que escuchar? ¿Qué hay que comer? ¿Cómo hay que sentir? ¿A dónde hay que ir? ¿Dónde hay que vivir? ¿Cómo hay que ser? ¿Es que al mundo no vinimos todos a ser felices?”.
Miguel Estupiñán