FRANCISCO JUAN MARTÍNEZ ROJAS | Deán de la Catedral de Jaén y delegado diocesano de Patrimonio Cultural
“Leer a Fumaroli es aceptar el consejo de san Pablo: todo lo que es bueno, noble, bello, justo, verdadero, amable, laudable… tenedlo en cuenta…”.
Aunque el concepto contemporáneo de cultura es muy amplio, como reconoce el mismo Vaticano II, siempre he creído que son imprescindibles los protagonistas, hombres y mujeres que marcan hitos, señalan tendencias y abren caminos, desentrañando con su pensamiento la hondura de la realidad humana. Uno de esos protagonistas es, sin duda, Marc Fumaroli, que acaba de presentar la traducción española de su obra La República de las Letras.
Director del Centre Nationale de la Recherche Scientifique de París, su vinculación con la promoción “oficial” de la cultura en Francia no le ha privado de la necesaria libertad de espíritu para criticar al llamado “Estado cultural”, y lanzar una voz de alarma teñida de pesimismo ante el incierto futuro que se adivina para la cultura, por la evidente crisis que padece la educación, y que pone en peligro la formación humanística de las próximas generaciones.
Fumaroli ha considerado siempre un deber cívico manifestar su opinión sobre diversos temas, y lo ha hecho con una claridad incómoda, materializada en expresiones contundentes y desconcertantes, pero sumamente reales.
Por eso, su rico pensamiento siempre ofrece destellos iluminadores que ayudan a discernir el momento cultural que vivimos. Sin tener que suscribir totalmente su ideas, leer a Fumaroli es aceptar el consejo de san Pablo: todo lo que es bueno, noble, bello, justo, verdadero, amable, laudable… tenedlo en cuenta (Flp 4,9).
En el nº 2.868 de Vida Nueva.