Un libro de Santiago Guijarro (Sígueme, 2013). La recensión es de J. L. Celada
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Título: Los evangelios. Memoria-Biografía-Escritura
Autor: Santiago Guijarro
Editorial: Sígueme, 2013
Ciudad: Madrid
Páginas: 120
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J. L. CELADA | Santiago Guijarro, catedrático de Nuevo Testamento en la Facultad de Teología de la Universidad Pontificia de Salamanca, reúne en esta obra tres estudios nacidos con fines propios (una conferencia en el Centro de Estudios Judeocristianos, una intervención en las Jornadas de Teología del Centro Regional de Estudios Teológicos de Aragón y una colaboración en el volumen de homenaje a José Manuel Sánchez Caro).
No obstante, el resultado final resulta coherente, ya que nos encontramos ante un texto que se fija en tres momentos significativos en el proceso que va desde el acontecimiento de Jesús hasta la asunción del llamado “Evangelio tetramorfo” como Escritura.
En efecto, el primer momento o la primera pregunta que ocupa al autor es dónde se conservaron los recuerdos sobre Jesús. El segundo momento, traducido a pregunta, se detiene en por qué la memoria de Jesús quedó fijada en cuatro relatos biográficos. Finalmente, el tercer momento, y la consiguiente cuestión, es cuándo empezaron los evangelios a ser considerados como Escritura.
La primera cuestión, la del lugar de los recuerdos a propósito de Jesús, es, en gran parte, la pregunta por el contexto vital de las diferentes tradiciones sobre Jesús. Es interesante la importancia que Guijarro concede a lo que llama el “factor regional” en la transmisión de los recuerdos de Jesús. Porque hablar de diferencia regional es hablar, en último término, de diferencia cultural.
La respuesta a la segunda pregunta –¿por qué cuatro relatos biográficos de Jesús?– apunta primeramente al hecho de que fue la preocupación por la identidad del protagonista la que llevó a la conservación de sus recuerdos. Y, en segundo lugar, que se trata de un relato biográfico –influido por las “biografías” de la antigüedad (las bioi o vitae)– el que se consideró que mejor garantizaba la respuesta a la pregunta por la identidad de Jesús.
La tercera pregunta –¿cuándo empezaron los evangelios a ser considerados Escritura?– se adentra en la dimensión teológica y eclesial de los evangelios. La conclusión a la que llega el profesor de la Pontificia de Salamanca es que hay indicios para pensar que los evangelistas pretendieron con sus textos prolongar la historia de la salvación consignada en la Escritura de Israel, lo cual está de acuerdo con el fenómeno de la importante creación de textos en el llamado judaísmo del Segundo Templo.
En resumen, un libro riguroso, claro, convincente –y breve–, que ayuda a iluminar algunas preguntas importantes de las muchas que surgen con respecto a los evangelios.
En el nº 2.869 de Vida Nueva.