EDITORIAL VIDA NUEVA | Se cumplen 20 años del levantamiento zapatista en Chiapas, una zona de ese México habitado por indígenas que solo han recibido olvido y desprecio. Aquel conflicto sigue abierto, a pesar del silencio de las armas.
En la consecución de la paz fue fundamental la labor de la Iglesia, con el obispo Samuel Ruiz a la cabeza. No le movían –como se dijo– opciones ideológicas, sino la defensa de la dignidad de las personas.
Lo mismo sucede ahora –como también recogemos en este número– en estados como el de Michoacán, que sufre el caos generado por una ocupación militar en respuesta a los desmanes del crimen organizado y, por si fuera poco, con la respuesta de grupos ciudadanos de autodefensa. Al igual que ayer en Chiapas, hoy, en diócesis como la de Apatzingán, siguen con las parroquias abiertas, acogiendo y consolando, pero también denunciando las arbitrariedades, vengan de donde vengan.
LEA TAMBIÉN:
- A FONDO: Chiapas, un conflicto no resuelto (si es suscriptor, reportaje íntegro)
- ENTREVISTA: Felipe Arizmendi, obispo de San Cristóbal de Las Casas: “Todavía se menosprecia a los indígenas” (solo suscriptores)
- AMÉRICA LATINA: La Iglesia denuncia la inacción del Gobierno en Michoacán (si es suscriptor, artículo completo)
- AMÉRICA LATINA: “No se puede dialogar con el crimen organizado” (solo suscriptores)