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El Dios que nos lleva junto a los pobres. La teología de Gustavo Gutiérrez


Una obra de Juan Pablo García Maestro (San Esteban, 2013). La recensión es de Jesús Sastre García

El Dios que nos lleva junto a los pobres. La teología de Gustavo Gutiérrez, Juan Pablo García

Título: El Dios que nos lleva junto a los pobres. La teología de Gustavo Gutiérrez

Autor: Juan Pablo García Maestro

Editorial: San Esteban, 2013

Ciudad: Salamanca

Páginas: 348

JESÚS SASTRE GARCÍA | Gustavo Gutiérrez no necesita presentación en el ámbito teológico. Ahora bien, la bibliografía en lengua española sobre su obra no es muy abundante. El presente libro de Juan Pablo García Maestro subsana, en buena medida, esta carencia.

Ya en sus ocho páginas de presentación, Jesús Martínez Gordo nos introduce en el texto y nos sitúa de manera crítica la aportación de Gutiérrez en el contexto de otras formas de hacer teología. Al mismo tiempo, resalta las contribuciones de García Maestro al conocimiento del teólogo peruano. Estamos ante dos especialistas en la teología de la liberación. Esta presentación es tan rica, precisa y sugerente que constituye la mejor recensión y guía de lectura que se puede hacer del texto. Y a ella nos remitiremos en aspectos concretos que no podemos incluir en una breve reseña.

La obra se estructura en dos grandes capítulos: el itinerario teológico de Gustavo Gutiérrez y el misterio de Dios revelado en Jesús y su asociación con los pobres y crucificados de todos los tiempos. La bibliografía es completa, tanto en lo referente a las obras del teólogo dominico como a los estudios publicados sobre su propuesta de una teología liberadora.

El primer capítulo es un análisis cronológico de la evolución del pensamiento del teólogo peruano. Entre la primera y segunda etapa de su vida hay, a un tiempo, continuidad y evolución; por lo mismo, no se pueden separar sin caer en reduccionismos y yuxtaposiciones. Hay que verlas como partes de un proceso global personal que llevan a Gutiérrez a la madurez teológica.

La singularidad de la aportación del autor de Teología de la liberación (1971) “descansa en haber asumido como punto de partida y como referencia articuladora (a diferencia de otras teologías más veritativas o estéticas al uso) el compromiso que brota de ‘ver’ –por supuesto, con los ‘ojos de la fe’– la asociación preferente de Dios, por pura y gratuita misericordia, con los pobres de este mundo” (Presentación, pág. 15).

Esta perspectiva del veterano teólogo, fruto de su camino como creyente implicado en la reflexión teológica, es tan importante que hace que la “verdad” de los pobres y de la lucha por la justicia no sea desalojada de la dogmática teológica y confinada a la moral social o a la acción pastoral. El grito de los que sufren las injusticias pertenece al “logos” de la teología.

El hilo conductor del quehacer teológico de Gutiérrez se sintetiza en hablar de Dios desde el sufrimiento de los excluidos. Por lo mismo, articula su reflexión desde tres ejes: la teología como reflexión crítica sobre la praxis, la centralidad del Pueblo de Dios y los pobres en la historia, en la Iglesia y en la teología, y la no fácil articulación entre liberación humana y salvación. Si el Reino de Dios es, al mismo tiempo, gracia y exigencia, el lenguaje teológico tiene que ser, a la vez, místico y profético.

Un reto para la teología

El segundo capítulo se estructura alrededor de esta pregunta: “¿Cómo hablar de Dios desde el sufrimiento del inocente?”. Gutiérrez no reflexiona desde el hombre en general, sino desde el ser humano concreto, situado y condicionado en sus posibilidades de realización humana y espiritual. Este modo de proceder es un reto lanzado por la teología de la liberación a la teología universal. Estamos ante planteamientos nucleares para la teología y la espiritualidad cristianas que muchas veces no han sido suficientemente entendidos ni asumidos.

Las últimas páginas del libro son un balance crítico de las aportaciones teológicas de Gutiérrez según varios autores y según el propio autor de este libro. Para ello, el profesor García Maestro se centra en una serie de puntos que esclarecen el conjunto de la teología de la liberación a partir de la teología de Gutiérrez. La síntesis de este contraste entre autores se podría resumir en estas palabras: “A partir de la realidad de pobreza, de una fe vivida en comunidad, en el silencio y en el compromiso liberador, provoca una teología hecha de rodillas, como ya exigía Hans Urs von Balthasar en la década de los años cincuenta. Desde ahí, el santo, el teólogo y el mártir vuelven a ser una misma cosa. Es por eso que no solo se ha hablado en estos años de una teología de la liberación, sino de una teología del martirio (Jon Sobrino). El estar de parte de los pobres ha costado la vida a los propios pobres, a algunos obispos y teólogos (monseñor Óscar Romero, I. Ellacuría…)” (pág. 328). La teología resultante es una teología desde el “reverso de la historia”; ahí encontramos la salvación del Dios de Jesucristo.

Para Gutiérrez, teología y espiritualidad no se pueden separar. Las categorías teológicas no son suficientes, pues se necesita una actitud vital que impregne toda la vida y dé unidad a lo creído, lo reflexionado y lo vivido, pues lo importante es “practicar a Dios”; por esto, en la fe cristiana, la dimensión mística y la profética se complementan.

El lenguaje sobre Dios alcanza su plenitud en el Crucificado; allí también aparece la esperanza de que el mal no tenga la última palabra en la historia humana. Para hacer este camino nuevo, es necesario “amar al hombre no como un instrumento, sino como primer término hacia el supremo término trascendente principio y razón de todo amor” (Pablo VI, 7-XII-1965).

Estamos ante una obra muy bien documentada, sistemática y con abundantes citas. La exposición y argumentación del autor, como especialista en el tema, es clara y ayuda a profundizar en las principales aportaciones en enfoque y método que Gustavo Gutiérrez hace al pensamiento teológico católico y cristiano.

En el nº 2.882 de Vida Nueva

Actualizado
13/02/2014 | 18:51
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