JUAN RUBIO, director de Vida Nueva | Este despiece semanal bajo el epígrafe ‘A ras del suelo’ cumple ahora siete años. Trescientas cincuenta citas, con una sola ausencia; ¡bien justificada! En estos años se ha asomado a muchas ventanas.
El nombre de la sección venía de atrás, de otros lugares, de otros tiempos y otros papeles impresos. Me lo apropié del beato Lozano Garrido, Lolo, que pasó media vida mirando al mundo con los ojos del corazón y “a ras del suelo”, doblado, pero no quebrado. Desde ahí contempló mucha vida e insufló un velero de libertad en sus escritos.
En su Decálogo del periodista dice: “Trabaja el pan de la limpia información con la sal del estilo y la levadura de lo eterno y sírvela troceada por el interés, pero no le usurpes al hombre el gozo de saborear, juzgar y asimilar”. Y eso pretendo, sin usurpar la opinión propia, incluso contraria.
Y aquí seguimos, un nuevo cumpleaños. “El tiempo –decía Mauriac– está maduro, la pregunta es para qué”. Para seguir con la misma pasión de hace siete años, el mismo ardor, bebiendo los vientos de la comunicación eclesial, sin enredos. También decía Mauriac: “No siento el menor deseo de jugar en un mundo en el que todos hacen trampa”.
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- LA CRÓNICA DEL DIRECTOR: Elegía para una vergüenza cercana, fría y lacerante, por Juan Rubio
En el nº 2.883 de Vida Nueva.