Extracto del Pliego del nº 2.885 8-14 marzo 2014 …
VICENTE ALTABA, delegado episcopal de Cáritas Española | Una de las sorpresas más notables que nos ofrece el papa Francisco en Evangelii gaudium es el lugar tan relevante que da a los pobres y al compromiso social en la misión evangelizadora de la Iglesia. Es verdad que Francisco nos ha sorprendido de muchas maneras, con gestos y palabras, desde el inicio mismo de su pontificado hace prácticamente un año. Y lo ha hecho nuevamente con la exhortación apostólica Evangelii gaudium.
La alegría del Evangelio es un documento que ha desencadenado ríos de tinta y de opiniones desde las más diversas posiciones eclesiales, teológicas, sociales, económicas y políticas.
Así, se habla de la revolución Francisco, de carta de navegación de la Iglesia, de programa del papa Francisco, de alerta a nuestro modelo de desarrollo, de varapalo a la economía de mercado, de firme opción por los pobres, de vuelta a lo fundamental del mensaje de Jesús, del gozo de vivir y transmitir el Evangelio.
Sin duda, la exhortación tiene algo de todo eso, y su mensaje es tan rico y puede analizarse desde tantas perspectivas que tendremos que ir reflexionándolo poco a poco, sin precipitaciones y sin dejarnos condicionar por posiciones ideológicas previas, pero algo que resulta a todas luces evidente es la afirmación del lugar de los pobres en la evangelización.
Francisco nos aporta un significativo avance entre lo que afirmaban los documentos preparatorios del último Sínodo sobre La nueva evangelización para la transmisión de la fe cristiana, celebrado en octubre de 2012, y la exhortación que tras el Sínodo nos regala.
Un avance, sobre todo, en el lugar privilegiado que se da a los pobres y a la acción social en la evangelización. Esto resulta evidente si se comparan los contenidos de los documentos previos al último Sínodo –incluso los del mismo Sínodo–, con los de esta exhortación.
(…)
Se podrá decir que no es tan nuevo el lugar de los pobres en la evangelización y que ya Evangelii nuntiandi, de Pablo VI, otros documentos de Juan Pablo II y, sobre todo, de Benedicto XVI, así como los Sínodos de los Obispos de 1971 y 1974 y los documentos de Medellín, Puebla y Aparecida, de la Conferencia Episcopal Latinoamericana, habían clarificado la relación entre evangelización y liberación histórica, entre anuncio del Evangelio y desarrollo integral, entre Reino de Dios y promoción humana, entre testimonio de la caridad y evangelización. Y efectivamente así es. Pero también tendremos que decir que ese lenguaje ha sido muchas veces ignorado y muchas otras puesto bajo sospecha y silenciado.
Muestra de ello fueron los documentos presinodales –Lineamenta e Instrumentum laboris– y las referencias dispersas y difusas que en ellos se hacía a la caridad. Unos documentos en los que, como manifestó Caritas Internationalis en su aportación al Sínodo, el ejercicio de la caridad estaba prácticamente ausente y el servicio a los pobres no era suficientemente considerado como elemento constitutivo de la evangelización.
(…)
En un tema que resulta verdaderamente amplio, quiero simplemente apuntar algunas de las perlas que nos deja Francisco y que pueden ser más significativas en orden al compromiso caritativo y social. Voy a recoger doce, manifestando de antemano que no intento hacer un estudio profundo de cada una de ellas. Simplemente, pretendo ofrecer una visión general, un marco de las afirmaciones que considero más significativas para la acción caritativa y social.
Pliego íntegro publicado en el nº 2.885 de Vida Nueva. Del 8 al 14 de marzo de 2014.