JUAN RUBIO, director de Vida Nueva | El presidente Adolfo Suárez siempre encontró en el cardenal Tarancón una gran sintonía; y un apoyo importante. “Yo, en mi condición de católico, me sentía con el respaldo y la comprensión del cardenal Tarancón mucho más tranquilo”. Es esta una idea que el expresidente repetía.
Se sentía más seguro cuando temía que podía ir demasiado lejos ante determinados sectores católicos conservadores. Si hay algo que Suárez siempre destacó fue también el papel pacificador del cardenal: “Tarancón vivió intensamente el paso de un sistema autoritario a la democracia, supo estar siempre a la altura de los nuevos tiempos (…). Pese a lo que se ha dicho, no se metió en política, porque hizo algo mucho más importante, que fue reconocer y respetar la autonomía de la política y defender siempre los derechos de la Iglesia católica. Frente a la injerencia que se había dado en toda la historia española entre la Iglesia y el Estado, deslindó, con corrección y altura de miras, ambos campos”.
Y esta fue la gran labor de la Iglesia, apoyando una nueva manera de convivir, más allá de la gestión política, negándose siempre a la creación de un partido de cuño católico.
director.vidanueva@ppc-editorial.com
- LA CRÓNICA DEL DIRECTOR: La muerte de Suárez, una ocasión para no olvidar, por Juan Rubio
En el nº 2.888 de Vida Nueva
