Continúa la tensión entre las religiosas estadounidenses y la sede vaticana
JUAN RUBIO. ILUSTRACIÓN: GONZALO R. CHECA. | No amaina la tensión entre el Vaticano y las religiosas de los Estados Unidos. A la Iglesia le preocupa el efecto negativo de sus medidas correctoras en un país en el que las monjas, presentes en hospitales, centros asistenciales y colegios, tienen un alto ascendente sobre la población más desfavorecida.
Roma insiste en la “heterodoxia” doctrinal en temas relacionados con el papel de la mujer en la Iglesia y otros de moral sexual, especialmente la homosexualidad.
Ellas no tiran la toalla y crecen los apoyos. Se habla de germen cismático en un país con 67 millones de católicos, incrementado por la población hispana. Es el momento más crítico del catolicismo norteamericano desde la llegada de los Kennedy a la Casa Blanca.
Roma creyó que las aguas volverían a su cauce con la renovación del episcopado, zarandeado por la pederastia, que llevó a la bancarrota a varias diócesis, provocando un notable abandono de fieles.
Para las monjas, la renovación ha de ir por un cambio de posicionamientos doctrinales que hacen a muchos católicos vivir al margen de la Iglesia. Con el nuevo Papa se dieron una tregua. No parece, sin embargo, que amaine el temporal y ya vuelven los vientos amenazando tormentas y dejando caer sus negros goterones.
- CRÓNICA DEL DIRECTOR: Un papel más pastoral de las nunciaturas
En el nº 2.901 de Vida Nueva